viernes, 16 de mayo de 2008

SONIDOS QUE CURAN


VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
M.·.M.·.

Año 5.767
R.E.A.A.
El hablar y el cantar tiene otras utilidades además de la mera comunicación de ideas o sentimientos; también puede ser un vehículo que permita una mejor integración del propio cuerpo, regularizando la acción de las glándulas y contribuyendo a un mantenimiento integral de la salud. 
Esta técnica se basa en el autodescubrimiento de los ritmos y tonos que provocan vibraciones en determinadas partes del cuerpo; haciendo posible el control de las sensaciones ligadas a esas zonas concretas y ayudando a su correcto funcionamiento. 
Nuestro cuerpo es como un instrumento musical. Los sonidos, ritmos y tonos que emitimos al hablar o cantar, así como los que se producen exteriormente, hacen que ciertos organismos vibren con una determinada resonancia. y esto nos permite mejorar la armonía física y psíquica a través de la utilización de la propia voz. Existen varias escuelas y técnicas que facilitan la ejecución este método curativo del cuerpo y el espíritu y que además facilita el descubrimiento de uno mismo y el despertar y desarrollo de las riquezas humanas. 

En el sistema, utilizado por los terapeutas occidentales, comienza con el descubrimiento de los sonidos y su utilidad en zonas concretas del cuerpo. Aquí realizaremos un viaje por nuestro interior, desde la cabeza a los pies, con el fin de encontrar la vibración indicada para cada parte del organismo, aquella con la que notamos que estamos más a gusto; una resonancia que es capaz de despertar esa zona concreta.

De esta forma, y con el paso del tiempo, podemos convertirnos en guardianes de nuestras funciones físicas pues, además de ayudar a su regulación, percibimos cuando hay algo que no marcha de forma correcta en nuestro interior: el sonido de la propia voz no llega bien a la parte afectada.
Campana Tibetana

Este procedimiento es sencillo, pero el viaje no siempre resulta fácil, pues “somos como viejos edificios, a veces con grietas o problemas de estructuras que han de ser reparados” por lo que en el momento en que el sonido llega correctamente a un lugar determinado del organismo, entonces será posible vivir bien con él. 
Con el ejercicio de estas técnicas, la voz humana se convierte en compañera inseparable durante toda nuestra vida, hasta llegar al punto en el que ya no es necesario buscar sonidos externos, ya que cada uno de nosotros cuenta con su propio sonido interior, que nunca nos abandonará. 
Un buen ejercicio consiste en pronunciar una vocal cualquiera con los labios entreabiertos, e ir cerrando lentamente la boca para que el sonido se quede en el interior del cuerpo. Moviendo los labios y la boca iremos cambiando el tono, con el fin de conseguir que sea lo más claro y profundo posible. La experiencia se completa tocando la cara con los dedos para poder sentir en ellos las vibraciones que estamos creando. 
Una vez completada esta práctica hay que escoger una postura equilibrada y relajada, de pie o sentado, que permita el contacto con el suelo, y respirar profundamente, por debajo del diafragma. A continuación se centra la atención en una parte concreta del cuerpo para sentir las vibraciones que produce la voz. 
Si es necesario, podemos poner las manos en esa zona, para así apreciarlas mejor. El ejercicio podrá comenzar con alguna vocal, variando el tono, hasta encontrar el sonido que resulte más confortable. Si no consigue con esta vocal se puede probar con otras. Una vez que se logre el sonido ideal para esa parte del organismo, se repite el experimento con otra zona; sin embargo, es muy importante contar con la ayuda de un terapeuta en el momento de iniciar estas técnicas.
Para la sabiduría de Oriente el sonido reafirma nuestras intenciones. En el budismo tibetano la palabra se traduce aproximadamente como camino de aspiración o camino de deseo y los mantras constituyen palabras de gran poder siempre que sean cantados en el idioma sánscrito original, que se considera el lenguaje de los dioses.

La palabra mantra se traduce literalmente como “algo sobre lo que la mente (manas) puede confiar”. Y esto es lo que un mantra puede hacer. Podemos confiar en la práctica del mantra como un método rápido, efectivo y poderoso de enfocar, estabilizar y liberar la mente. 
La práctica del mantra nos puede ayudar a inculcar estados constructivos de la mente; reforzar el entrenamiento de la mente, realzar nuestra inteligencia básica, nuestro estado de vigilia, concentración y conciencia presentes. 
Existen varios mantras: mantras de sanación, mantras de sabiduría, mantras de compasión, mantras de toma de conciencia, mantras de purificación, mantras de ira (utilizados para despejar obstáculos) y mantras de paz. Algunas veces escuchamos mantras de una sola palabra tales como “Om” o “Ah”. A estos se les conoce como mantras de sílaba simiente. Al igual que una semilla de una planta, la sílaba simiente lleva consigo todas las enseñanzas, misterios, sabiduría y realizaciones del fruto real o de la flor del despertar a la iluminación. 
A nivel externo, utilizamos los mantras para consagrar o bendecir cada actividad. Como ejercicio deberá entonar o pronunciar para sí mismo el mantra simiente cósmico de todos los sonidos en uno: “Om”, cada vez que entre en un lugar para realzar su conciencia de lo que está haciendo en ese mismo momento. Esta es una buena práctica de atención para la vida diaria. 
A nivel interno los mantras como mecanismos de concentración cuando meditamos y como una forma de transformar nuestras percepciones ordinarias en percepciones purificadas. 
En el Tibet, los mantras tales como “Om Mani Pedmé Hung”, el mantra del amor incondicional y de la compasión, se suelen combinar con visualizaciones radiantes de formas geométricas tales como estrellas, lotos, o los hologramas cósmicos conocidos como mándalas o los ademanes sagrados hechos con las manos y dedos que se conoce como mudras, para propiciar una experiencia de que este mundo es como un campo de Buda, como el nirvana. 

A nivel innato o secreto, existe el mecanismo de centrado final, el mantra místico, sin palabras, sin esfuerzo, de la sabiduría interna. El mantra más íntimo, más secreto, místico y no verbal es la realidad intrínseca, siempre presente de la “talidad” misma, indescriptible y auténtica por sí misma.
Aunque de hecho usted puede traducir los mantras, éstos se entonan más por vibraciones energéticas no conceptuales que por su significado literal. Si escucha el sonido de un gong profundo, es posible que lo sienta vibrar en forma penetrante a través de su diafragma, su abdomen y otros centros. La entonación de los mantras tiene un efecto similar. 
Las vibraciones externas son vibraciones de sonido; la vibraciones internas son energía, conciencia, atención con pensamientos dirigidos.

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