VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
Ciencia, arte, técnica, mito, magia, en fin, todas las figuras de la acción humana; son fragmentos cuajados de la fuerza desbordante de la imaginación que humaniza lo real y humaniza al hombre. Para el historiador o teórico, directa o indirectamente, la información literaria como intensificación de la experiencia, constituye una reserva importante de reflexión, sugerencia e implicaciones.
El hombre es capaz de situarse en el mundo en el momento que simboliza, esta capacidad de simbolización se da porque imagina y genera una actitud ética-estética ante el mundo.
He querido a través de este escrito utilizar la literatura como herramienta para explicar un espacio imaginario de la edad media que ha sido obra maestra de la literatura. Por tanto no pretendo hacer un análisis crítico literario de la obra sino un ejercicio de imaginación del espacio a través de su narración poética; las imágenes que lo conforman sirven de guía para entrar a la multidiversidad de espacios que nos presenta el mundo de Dante Alighieri, quien fue un staurofílax.
Dante ingresa en los Fidei d’ Amore en 1283, a los 18 años, poco después de su teórico encuentro con Beatriz. El primero ocurrió en la Vita Nuova, cuando ambos tenían nueve años. Los Fidei d’ Amore constituían una sociedad secreta interesada en la renovación espiritual de la cristiandad. Aquí estamos hablando de una época en la que ya la corrupción hace mella en la iglesia de Roma: riquezas, poder, ambición. Era la época del papado de Bonifacio VIII de terrible memoria. Los Fidei d’ Amore pretendían combatir esta depravación y restituir el cristianismo a su primera pureza.
Se dice, incluso, que los Fidei d’ Amore, la FEDE Santa y los franciscanos eran tres ramas distintas de una misma Orden Terciaria de los Templarios. Dante se formó en los franciscanos y siempre mantuvo con ellos una estrecha relación.
Integraban los Fidei d’ Amore los poetas Guido Cavalcanti, Cino da Pistoia, Lapo Gianni, Forese Donati, el propio Dante, Vitorio Manuele Guimani , Dino Frascobaldi, Guido Orlando y otros más. Guido Cavalcanti, que siempre tuvo fama de extravagante y herético era el jefe florentino de los Fidei d’ Amore y fue el que admitió a Dante en esta sociedad secreta. Como hombres cultos, como intelectuales de una nueva sociedad medieval en desarrollo, eran inconformistas y denunciaban a gritos la inmoralidad eclesiástica y los intentos de Roma por impedir las nacientes libertades y el conocimiento científico.
En primer lugar vamos a dar algunas pautas sobre la obra. Está compuesta de tres partes: el infierno, el purgatorio y el paraíso. Cada una de ellas se publicó por separado, aunque formando parte del conjunto.
La Divina Comedia hay que leerla en clave y tiene exactamente 33 cantos. Cada uno de esos cantos tiene exactamente 115 o 160 versos, la suma de cuyos dígitos es 7.
Las 3 partes, el infierno, el purgatorio y el paraíso terminan exactamente con la misma palabra “estrella” que en el simbolismo astrológico es el número 5 y alegóricamente representa al humano. Y esto no es más que una pequeña parte de los misterios que contiene la obra.
El Canto IX del Infierno, versos 61 a 63:
Vosotros que tenéis la inteligencia sana
observad la doctrina que se esconde
bajo el velo de estos versos enigmáticos.
Estos versos se encuentran en el Canto Noveno, un número importante para Dante, pues, según afirma en todas sus obras, Beatriz es el nueve, y el nueve, en la simbología numérica medieval, es la Sabiduría, el Conocimiento Supremo; la Ciencia que explica el mundo al margen de la fe.
Además, esta misteriosa afirmación se encuentra entre los versos 61 y 63 del Canto, la suma de cuyos dígitos es siete y nueve. El infierno tiene 9 círculos, donde se alojan las almas de los condenados según sus pecados, el purgatorio siete cornisas y el paraíso, otra vez nueve círculos.
La Divina Comedia es un poema donde se mezcla la vida real con la sobrenatural y muestra la lucha entre la nada y la inmortalidad; una lucha donde se superponen tres reinos, tres mundos, logrando una suma de múltiples visuales que nunca se contradicen o se anulan. Los tres mundos infierno, purgatorio y paraíso reflejan tres modos de ser de la humanidad, en ellos se reflejan el vicio, el pasaje del vicio y la virtud, la condición de los hombres perfectos.
Es entonces a través de los viciosos, penitentes y buenos que se revela la vida en todas sus formas, sus miserias y hazañas, pero también se muestra la vida que no es, la muerte, que tiene su propia vida, todo como una mezcla planteada por Dante que se vuelve arquitecto de lo universal y de lo sublime.
El sujeto de la comedia es el hombre de todas las razas, credos, edades; el hombre que está entre el cielo y la tierra, que en esencia es el estado de las almas después de la muerte y la forma en que se expresan en cuanto por sus méritos o desméritos, se hacen por tanto acreedores a los castigos o a las recompensas divinas. Dante se vale tanto de personajes bíblicos como de seres extraídos de la mitología pagana para la creación de sus personajes, mezclándolos en los pasajes indistintamente.
El espacio que se presenta es uno solo subdividido en tres partes autónomas e independientes al interior, no así en su exterior, que es un contenedor único, accesible para todos pero perfectamente definido por sus límites; un solo espacio con diferentes ambientes claramente determinados. Difícilmente puede imaginarse la construcción espacial de los espacios visitados; las descripciones no pueden remitirnos a espacios reales o tangibles, debe permitirse a la imaginación ser guiada por el lenguaje poético para el que cualquier lugar puede ser posible.
EL INFIERNO
Según sus comentarios viajó al infierno a la edad de 35 años, el día Viernes Santo del año 1300. El infierno que nos presenta tiene la forma de embudo o de cono invertido, el cual está dividido en círculos decrecientes. Los círculos son nueve y ruinosa y atroz es su topografía; los cinco primeros forman el Alto Infierno, los cuatro restantes el Infierno Inferior, que es una ciudad con mezquitas rojas cercada por murallas de hierro.
Para Aliguieri el infierno va descendiendo desde la superficie boreal estrechándose gradualmente hasta el centro de la tierra; esta connotación que el autor hace sobre el espacio de Lucifer se desprende del centro de la tierra hacia dentro, tomando en cuenta que las penumbras representan el mal, el abajo que para ese entonces no se convertía en arriba, es tomado como lo no deseado; abajo del hombre lo único que existe es indeseable.
Ahora bien, el manejo que el autor hace de este espacio es más descriptivo que en el purgatorio y el paraíso. Se basa en la planificación de la ciudad medieval y en el comportamiento de los seres humanos de esa época; el espacio imaginario del infierno va más ligado a la realidad, por ello utiliza algunas referencias medievales en la descripción de algunos círculos, que son espacios arquitectónicos característicos, como la puerta del infierno o la ciudad de Dite. Esto nos ayuda a entender que Dante había descubierto el infierno en el espacio que habitaba diariamente.
Cada uno de los nueve círculos es un espacio totalmente diferente donde se albergan culpas o penas que son el alma vital de cada espacio haciéndolos únicos, hasta llegar al infierno y retomar la subida al purgatorio.
La división es la siguiente:
Primer círculo donde está el limbo. En el se encuentran las personas que no fueron bautizadas, destacándose entre ellos personajes de connotación histórica que según la religión católica mueren sin conocer la fe; este espacio está conformado por un castillo rodeado de 7 muros denominado la “mansión de los justos”.
El segundo círculo está habitado por los lujuriosos y las personas que pecan por amor, utilizándolo para bien propio. Minos juzga a las almas y las sumerge en un gran torbellino que los agobia en la soledad absoluta.
En el tercer círculo están metidos en el fango los glotones, los soberbios y los envidiosos; azotados en el suelo por una lluvia fuerte: La Tormenta: y desollados por un cerebro de tres cabezas “El Cancerbero”. Dante se encuentra con Ciacco y hablan de las discordias de Florencia.
Cuarto círculo es el círculo de pródigos y avaros, chocando y mofándose unos con otros, están arrastrados por enormes pesos; aquí los clérigos, papas y cardenales están cubiertos por un manantial de aguas oscuras que generan un pantano.
El quinto y el sexto círculo están conformados por la ciudad de Dite rodeado por una laguna que encierra gran fetidez; su entrada resaltada por una gran puerta, hace parte de la muralla de hierro; aquí se encuentran los orgullosos, los herejes, los libre pensadores y los materialistas.
El séptimo círculo vigilado por el Minotauro. Está dividido por tres círculos llenos de piedras y rodeado por un gran río de sangre. A partir de este espacio cada círculo empieza a tener divisiones que albergan una pena en particular, por ejemplo los espíritus malditos que están divididos en tres: los violentos, los injuriosos y los usureros.
El octavo círculo concentra a los fraudulentos. Comprende diez fosas. La primera de los rufianes y los seductores; la segunda de los aduladores y cortesanos; la tercera los simoníacos; cuarta fosa los adivinos, aquí Virgilio explica a Dante el origen de “Mantua”; quinta fosa los que trafican con la justicia; sexta fosa los hipócritas; la séptima los ladrones; octava fosa los consejeros hechos llamas. Aquí explican el trágico fin de Ulises; novena fosa los escandalosos, cismáticos y herejes; la décima fosa los charlatanes y falsarios.
Noveno Círculo está destinado para los traidores. Comprende cuatro recintos. Antes de llegar a él, hay un pozo rodeado de gigantes. Anteo lleva a los poetas al fondo del noveno círculo. En el novelo círculo y último, están los gigantes, masas brutales e inertes que son sepultados en la tierra, confundidas con torres. Dentro de él hay un pozo de cuatro zonas distintas oprimidas por hielos gruesos, en él se encuentra el constructor de la Torre de Babel que impidió al mundo hablar la misma lengua. En el centro de la tierra, entre hielos que envuelven las tierras, está Lucifer con medio cuerpo fuera de la superficie glacial, masticando a Judas como juguete de plástico.
El primer recinto, la Caína, para los traidores a sus parientes; el segundo recinto, la Antenora, traidores a su patria; tercer recinto, la Plotomea, los traidores a sus amigos y huéspedes; cuarto recinto, la Judesca, los traidores a sus bienhechores.
Es interesante que dentro de la cultura occidental siempre hayamos tenido una concepción del infierno lleno de llamas, en cambio para Dante el hielo, la cueva y la oscuridad es la casa de Lucifer.
EL PURGATORIO
Nueve son los círculos del infierno, nueve son las terrazas del purgatorio y nueve los astros que conforman el paraíso; la sumatoria de tres veces tres da nueve, lo cual ratifica la importancia del número tres en la religión católica, como la divina trinidad, las tres gracias, etc.
En otras escuelas iniciáticas el 3 es la perfección: es la unidad entre la sabiduría, fuerza y belleza.
Después de descender Dante y Virgilio por los nueve círculos del infierno y encontrarse en el hogar de Lucifer, ascienden por una montaña formada de nueve terrazas que se van restringiendo hasta la cumbre.
En este espacio, Dante empieza ya a tomar referencias materiales de la tierra y se remonta más hacia el sentido de la naturaleza, es por ello que para él, la montaña es el inicio de una gran travesía hacia el cielo, donde se pueden purgar las penas.
La montaña es una isla y tiene una puerta; en sus laderas se escalonan terrazas que significan los pecados mortales; el jardín del Edén florece en la cumbre, los espacios divididos en su interior son:
Primera Plataforma: Dante sostenido por Virgilio llega a una plataforma donde están los negligentes.
Puerta del Purgatorio: Visión de Dante durante su sueño; al despertar se encuentra en el tercer rellano de la montaña, donde está la puerta del Purgatorio, vigilada por un ángel.
Primer círculo donde se purga el pecado de la soberbia y se castiga a los orgullosos.
Segundo círculo donde se purga la envidia.
Tercer círculo donde se purga la ira. Dante ve en éxtasis algunos ejemplos de mansedumbre. Los poetas se hallan rodeados de un humo espeso.
Cuarto círculo donde se purga el pecado de la pereza. Dante ve en su imaginación ejemplos de ira castigada.
Quinto círculo donde se purga el pecado de la avaricia. Visión de Dante castigando a los avaros.
Sexto círculo donde se purga el pecado de la gula y se muestran algunos ejemplos de templanza. Stacio explica su permanencia entre los avarientos y los perezosos.
(Séptimo circulo). Octavo círculo una voz salida de un árbol recuerda ejemplos de gula. Un ángel guía a los poetas, Dante y Virgilio al Noveno Círculo.
EL PARAÍSO:
En este espacio Dante se despide de Virgilio (La sabiduría y la Poesía) y se encuentra con Beatriz (La Teología) quien lo acompaña en su recorrido. Lugar caracterizado por esferas celestes movidas por coros angelicales que se producen de los cuatro elementos básicos: aire, fuego, agua y tierra.
El paraíso está conformado por nueve cielos y la ciudad de dios; cada uno de ellos es una esfera que rodea la tierra. Los siete primeros eran los planetas conocidos, el octavo las constelaciones solares y estrellas fijas y el noveno estaba determinado por un cielo cristalino que permanece inmóvil, donde se encuentra el paraíso.
Los primeros siete cielos o esferas los simbolizan las 7 virtudes teologales que son parte de la exploración del paraíso a través de consideraciones morales y espirituales.
Primer cielo: El de la luna (fortaleza). Beatriz explica la causa de las manchas en la luna.
Segundo cielo: El de Mercurio (justicia). Beatriz explica el modo de satisfacer los votos que han sido rotos.
Tercer cielo: Esfera de Venus (templanza) donde están las almas de los enamorados. Se manifiesta aquí cómo puede nacer de un padre virtuoso un hijo vicioso.
Cuarto cielo: El del sol (prudencia). Santo Tomás de Aquino expone el orden con el que dios creó el universo.
Quinto cielo: El de Marte (fe), donde están las almas de los que han combatido por la fe.
Sexto cielo: El de Júpiter (esperanza), donde se encuentran los que han administrado rectamente la justicia. Cacciaguida nombra a muchos de los espíritus que componen la cruz.
Séptimo cielo: El de Saturno (caridad) donde formando una escala ascendente, están los que se dedicaron a la vida contemplativa. Sátira contra el lujo del clero en la época medieval.
Octavo cielo: Descenso de Jesucristo y la Virgen María al octavo cielo. Coronación de la Virgen María por el Arcángel Gabriel. Este cielo está conformado por las constelaciones, maneja una escena netamente mística y doctrinal, donde se reúnen los esplendores del cielo y de la tierra.
Y el último cielo: Llamado el primer móvil. Apóstrofe de San Pedro contra los malos eclesiásticos. Custodiado por nueve ángeles que giran en torno a un punto luminoso lejano se encuentra el paraíso dantesco que simboliza la ciudad de dios: la iglesia triunfante.
La ciudad de dios: El Empíreo. Triunfo de los ángeles y de los bienaventurosos.
Beatriz hace que Dante fije su atención en la ciudad de dios.