sábado, 31 de octubre de 2009

SABIDURIA BUDISTA


VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA

En este nuevo milenio la personalidad y filosofía de Buda “El despierto”, sigue alentando el anhelo de libertad del ser humano. Hoy más que nunca su doctrina centrada en el cultivo del conocimiento y de la compasión está experimentando una expansión sin precedentes que sirve al mismo tiempo para establecer un puente de conexión entre los dos mundos (Oriente y Occidente) y un renacimiento espiritual que se eleva desde la crisis moral, ética y de valores que condujo el consumismo desmedido. El presente texto ha sido extraído del Aforismo de Buda.

Espero sirva como un instrumento de iluminación sobre la naturaleza y la realidad del yo y del mundo. Iluminación que no llega a través de la intervención externa, o de fuerzas místicas o sobrenaturales, sino a través de un examen crítico de nuestra vida, alejado de la fe ciega y de la devoción aislada que no conducen a la libertad ni a la iluminación.

Con la iluminación lo que pretendemos es volvernos más humanos con una toma de conciencia clara de la naturaleza de la realidad, de cómo son las cosas y como ellas operan. La iluminación es el fin de la ignorancia.

* El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.
* Los extremos son como trampas o emboscadas; permanece en el medio, pero ni siquiera al medio te aferres.
* Incluso del apego al nirvana hay que liberarse.
* Hay quienes no tienen los ojos demasiado empañados. Estos sí que podrán comprender la verdad.
* Cuando no tengas nada importante que decir, guarda el noble silencio. Si no puedes mejorarlo dicho por otros, guarda el noble silencio.
 * Que cada uno de vosotros sea su propio refugio, ¿qué otro refugio podría haber?
*El que no sabe a qué cosas atender y de cuáles hacer caso omiso, atienden a lo que no tienen importancia y hace caso omiso de lo esencial.
* Todos los estados perjudiciales tienen sus raíces en la ignorancia y convergen en la ignorancia. Al abolir la ignorancia, todos los demás estados perjudiciales serán también abolidos.
* El que se despoja del velo de la ofuscación, no se ofusca donde reina la confusión; dispersa seguro toda ofuscación, igual que el disipa la noche.
* Mente clara, corazón tierno.
* Todas las cosas compuestas están sujetas al cambio. Podría con vigilancia para conseguir vuestra liberación.
 * El pasado es un sueño; el futuro, un espejismo; el presente, una nube que pasa.
* Vigila. Está atento. Se disciplinado. Reúne vuestros pensamientos. Cuida tu mente.
* A un loco se le conoce por sus actos, y a un sabio también.
* Hay un apego sumamente peligroso: el apego a las opiniones.
* En cualquier batalla pierden tanto los vencedores como los vencidos.
* Atento entre los distraídos, plenamente despierto entre los dormidos, el sabio avanza como un caballo de carreras y se adelanta a los jamelgos decrépitos.
* Igual que una flor bella y de brillante color, pero sin perfume, así de estériles son las buenas palabras de quien no las pone en práctica.
* Toda enseñanza es como una balsa: hecha para hacer una travesía, pero a la que no hay que atarse.
* La verdad es aquello que produce resultado.
* Como una sólida roca no se mueve con el viento, así el sabio permanece imperturbable ante la calumnia y el halago.
 * Pocos entre los seres humanos son los que cruzan a la otra orilla (la de la sabiduría). La mayoría solamente suben y bajan por la misma orilla.
 * Más grande que la conquista en batalla de mil veces mil hombres es la conquista de uno mismo.
* Si uno percibe el mundo como una burbuja de espuma y como un espejismo, a ése no le ve el dios de la muerte.
 *El único refugio de la mente es la atención.

jueves, 15 de octubre de 2009

LOS GIMNOSOFISTAS DE LA INDIA


VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
Una de las sectas religiosas de la India antigua fue la de los gimnosofistas que se distinguió por su desapego hacia las luchas del mundo y por su conducta inspirada en los ideales de pureza. Predicando la austeridad con el ejemplo llegaron a hacer proselitismo y así conquistar millones de adeptos, extendiendo su credo en los pueblos de oriente y de Grecia.

Tendiendo a despojar a todo ser de su parte material sólo veían en él un espíritu, representación del alma universal, siendo la metempsícosis, que es la creencia en la transmigración del alma de un cuerpo en otro, especialmente su reencarnación posterior a la muerte como la base de sus creencias. Vivían aislados y sólo cuando las necesidades lo requerían se presentaban en los centros poblados que los llamaban en su auxilio. Permanecían célibes y se alimentaban de vegetales. La conducta que observaban estaba dominada por una rigidez de pensamiento, llevados a una extraña aversión hacia todo lo que significase belleza corporal. Maceraban horriblemente sus carnes y adoptaban durante horas posiciones en extremo incómodas y que produjeran molestias y fatiga con objeto de experimentar intensos dolores.
Los miembros de esta Fraternidad eran representativos de toda clase de psicopatías. Unos se esforzaban en permanecer varios días seguidos en vigilia; otros en no probar bocado sino cada tres, ocho y veinte días: otros, en fin vivían en fosos o cavidades donde tan sólo les era posible permanecer constantemente encorvados. Estos, pasando años enteros apoyando el pie en el alto de una columna, otros enjaulándose y permaneciendo inmóviles en la cúspide de una montaña, sufriendo los rigores del clima.
Cada una de estas mortificaciones era considerada como un grado más en el camino de la santidad. Era preciso vencer la materia rebelde, pero no en vano se lucha contra los designios inapelables de la naturaleza. Estas prácticas transformaban a los hombres en espectros o casi cadáveres, y cuando estaban en comunidad sufrían las más extrañas exaltaciones distinguiéndose por un orgullo desmedido que les impedía apreciar el verdadero valor de las cosas y el resultado de su propia obra.
Los monarcas de la India veían en los gimnosofistas un poder misterioso e invisible. Estos demostraron constantemente aversión a los honores y riquezas, viviendo siempre en soledad más absoluta. Su ascetismo lo llevaban con exageración y les hizo reacios a toda labor colectiva. Cuéntase de ellos que, ni aun en momentos difíciles cuando las calamidades azotaban al país, se dignaban salir de su aislamiento que se habían impuesto. Jamás se rindieron a los llamamientos que les dirigían, y llevaron su independencia al extremo de no prestar jamás atención al oráculo.
Algunos historiadores, al estudiar a los gimnosofistas, refieren que el mismo Alejandro magno, tan experto en hacer suyas las influencias que podían contribuir al sostenimiento de su vasto imperio, quiso llamar a sí a los jefes de los gimnosofistas; pero éstos huían a su paso, y en vez de presentarse a él se refugiaban en lugares inaccesibles, significándole con su noble arrogancia que era el discípulo quien había de solicitar las enseñanzas del maestro. Este grupo alcanzó gran preponderancia al desmembrarse el imperio de Alejandro, extendiendo su dominación en regiones que antes habían permanecido indiferentes a su credo. La preponderancia fue debida al crédito que inspiraron sus profecías respecto a la anarquía entonces reinante; extendiéndose por todo el valle del Éufrates, pasando por Arabia a Egipto. También se hizo sentir su influencia en Grecia, pues se ha puesto de manifiesto que algunos filósofos griegos se inspiraban con frecuencia en las doctrinas gimnosofistas, entre ellos Pitágoras, Zenón y Sócrates.
Finalmente las mismas doctrinas de esta Fraternidad inspiraron a Mahona y el mismo cristianismo luego plagió algunas de sus prácticas como el supremo bien y el mérito indiscutible a los ojos de la divinidad, la tendencia sostenida y tenaz de algunos santos de torturar su carne para triunfo del espíritu.

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