jueves, 28 de mayo de 2015

APASIONADO POR EL IDEAL

VÍCTOR MANUEL GUZMÁN VILLENA


Caminamos y siempre vemos rostros de amargura, llenos de tristeza en su mirada que inyecta rutina, desazón, decaimiento, neurosis y que muchas veces se debe a un factor decisivo en sus vidas  y que hacen o dedican su tiempo y energía a lo que no quieren o no les gustan, sin intentar liberarse por miedo o complejo. No quieren plantearse una autoanálisis  de lo que les hace estar mal y en definir lo que sí es importante para ser felices, lo que les harían sentirse felices, libres, serenos, armoniosos, positivos y realizados. No saben que para lograrlo hay un secreto? ¡El Secreto es la Pasión!, que te marcara el camino que te conducirá de una forma clara y sencilla a descubrir cuál es tu destino, cuál es tu misión, para poder así vivir una vida satisfactoria, llena de emoción y alegría.

La pasión es eso que nos hace existir, eso que nos motiva a hacer algo. Nos hace ser perseverantes para llegar al destino propuesto. La única manera de superar los obstáculos que vas a encontrar en el camino es amando lo que hagas. Si sientes este atributo en tu vida vas a tener mucha fuerza para seguir buscando maneras de lograr lo que te propongas; y cuando falles en ciertas iniciativas no hay que caer en el pesimismo y querer dejar todo atrás, sino sentir que una puerta se ha cerrado y debes buscar otra para abrir.

La pasión es la emoción más intensa que existe, es la locomotora que tira del éxito. Uno sólo la siente cuando se dedica a lo que realmente le entusiasma, a lo que ama y a lo que es más importante. Cuando uno realmente siente pasión por algo, no tiene que esforzarse en poner atención, sale sólo, y ni siquiera siente el paso del tiempo, porque éste pasa rápido cuando uno se dedica a lo que le apasiona, ya que  es la energía que mueve tu fe para que te dirijas hacia la meta de cumplir los objetivos propuestos, es como si fuera la gasolina que mueve el vehículo que lo manejas a la perfección.

Nos abre camino a la trascendencia, pues ella instala el instinto en una dimensión de
profundidad tal, mediante la conciencia, que hace posible el crisol de los más altos ideales del espíritu. La pasión hace del alma un fuego siempre vivo, un constante fluir de aguas varias, fugaces y profundas en un río. Por la pasión, el alma es vuelo, es travesía; trayecto en cuyo devenir el alma crea, inventa, ejecuta con  una fuerza increíble,  sensible, receptiva, que le llevan a vivir la pasión construyendo una existencia plena, llena de satisfacciones y alegrías de haberlo hecho bien, y del cual ya no podrás prescindir en el curso de tu vida. Muchas veces esa sola palabra interior que fluye desde tu mente creadora, evolucionada se traduce en sentimientos, emociones, pensamientos que se van hilando, lenta o febrilmente, con el mismo ritmo del vivir obras que trascenderán tu existencia. Así tenemos a los poetas,  literatos, músicos, pintores, escultores, orfebres, arquitectos, cineastas, cantautores, científicos, inventores, políticos y estadistas que han impreso en su arte  y en su creatividad y en sus ideales con primor y emoción la hermenéutica de los grandes misterios que abraza la pasión.

La pasión es una potencia, una fuerza que no depende de ningún objeto exterior para existir; es la fuente misma de la espontaneidad creadora del alma, pues aun cuando es receptiva ante las afecciones exteriores, es también activa e incluso reactiva para entretejer los universos imaginarios que hacen del corazón humano un reino de posibilidades inagotables. Así como los elementos primeros de la naturaleza fueron la materia prima para construir el gran drama del universo, así las pasiones son el origen del drama del alma humana (para escenificar el gran teatro de lo humano).

Sin la pasión no podríamos crear el mundo de la valoración ni, mucho menos, podríamos abrir el reino de posibilidades que constituye la libertad misma. Porque la pasión provoca que el humano salga de sus límites espaciales y temporales y deje de ser un organismo atado a los condicionamientos puramente naturales para lanzarse a la indeterminación y a la espontaneidad de la libertad. La pasión es la fuerza que anima a la libertad.

No es un camino fácil, requiere abundante reflexión y búsqueda interna en primer término, posteriormente mucho valor y determinación. Se necesita luego mucho aprendizaje y experimentación, y finalmente compromiso y disciplina en el tiempo. Pero todo merece la pena, cada segundo de tu esfuerzo y tu valor. Porque al final, tendrás algo que transformará tu vida en mil formas y te dará esa razón para vivir y conquistar tus sueños. Es el  resplandor oculto de lo trascendente, del dramatismo de nuestra  historia y del profundo misterio que encierra en nuestra intimidad. Sería muy empobrecedor quedarse en los puros hechos, sin ser iluminados y transformados por la luz de este misterio. En definitiva, la pasión es una hermenéutica de la propia vida. Sería trágico quedarse en mero espectador, sin llegar a ser actor principal del drama. Debemos proponernos a ser intérpretes y actores de esa pasión que nos embarga y embriaga.


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