VÍCTOR MANUEL GUZMÁN VILLENA
Los
principios del Zen son: La perfección, para todo aquel que manda, es ser
pacífico; para el que combate es no encolerizarse; para el que desea vencer, es no luchar; para
aquel que se sirve de los humanos es ponerse al servicio de ellos. Hay que
tomar las cosas como vienen, caminar cuando se quiera caminar, sentarse
cuando quieras sentarte. No hay nada que perder ni
ganar. Deja pasar las cosas, no buscar
ni huir, ya todas las aflicciones se originan en la mente Entonces ¿Por qué buscar en otra parte para liberarse de ellas? ya que todo está dentro de nosotros, confíar en nosotros mismo y observar dentro de
nuestro yo, lo que hay allí, y recuerda que tu vida es aquí y ahora. Este es el espíritu Zen.
El
Zen es aquello que más se aproxima a la dinámica más íntima de la creación ya que
provoca la iluminación. Con respecto a la experiencia Zen es menester enfatizar
en el hecho de que no se trata de una religión ni de una filosofía, sino que es
en alta medida una disciplina del viaje que hacemos desde que llegamos a la
tierra hacia la gran meta que todo ser humano pretende, que es la lucidez
frente a todas las cosas, frente al universo.
Zen es experiencia, vida concentrada, vida siempre consciente o la conciencia cotidiana de las cosas, conciencia de todo momento, de toda acción, de toda inacción. El sentido del Zen es fundamentalmente el impulso liberador, la tendencia mental que diluye los antagonismos, admite la coexistencia de los opuestos, conduce al desapego y articula las esferas de lo consciente e inconsciente, de modo que se erige en una audaz tentativa de emancipación del hombre por la abolición de los resultados de la mente dualista, disociadora, que discrimina lo racional de lo irracional.
Zen es experiencia, vida concentrada, vida siempre consciente o la conciencia cotidiana de las cosas, conciencia de todo momento, de toda acción, de toda inacción. El sentido del Zen es fundamentalmente el impulso liberador, la tendencia mental que diluye los antagonismos, admite la coexistencia de los opuestos, conduce al desapego y articula las esferas de lo consciente e inconsciente, de modo que se erige en una audaz tentativa de emancipación del hombre por la abolición de los resultados de la mente dualista, disociadora, que discrimina lo racional de lo irracional.
La cultura oriental ha concebido una palabra
para designar este proceso de renacimiento, de iluminación, y,
en el budismo
Zen es satori. El satori (wu en chino) es la claridad que hay en las cosas
mismas, experimentado a partir de una superación absoluta de toda diferencia,
de todo dualismo, es la trascendencia del círculo lógico; pero es una
experiencia que ningún lenguaje convencional puede explicar, pues
el satori conceptualizado deja de ser satori. La apertura del satori puede
darse por un sonido inarticulado, una observación, un incidente, una
trivialidad, es decir, es un acto que se da de modo inconsciente cuando la
propia mente ha madurado. Es un nuevo nacimiento; intelectualmente es la adquisición
de un nuevo punto de vista.
La iluminada comprensión es efectivamente un
despertar y por lo tanto constituye una nueva perspectiva mental, una penetración
intuitiva, una capacidad que va madurando como fruto, una forma de la atención
que se va haciendo cada vez más honda y poco a poco define las palabras, el
modo de combinarlas, en oposición al entendimiento intelectual y lógico del humano, la revelación de un nuevo mundo hasta
entonces no percibido por la mente dualista.
En el despertar el humano incrementa y afirma a tal punto su ser
interior que es capaz de tender un puente hacia las cosas alcanzando tal
amplitud y profundidad que trasciende lo individual y logra acceder de manera
activa a otra dimensión de la realidad. Esta apertura intuitiva del
inconsciente hacia la complejidad de la realidad es la causa de que infinitos
caminos conduzcan a una sola meta, tan perfecta como si hubiese sido
planificada con la precisión máxima de modo que el hombre pueda traspasar una
frontera y proyectarse hacia el exterior.
La disciplina del Zen puede convertirse en un
modo de vida, en un valioso medio de conocimiento interior, donde la locuacidad
del silencio habilita un nuevo espacio donde emerge la posibilidad creadora ante
lo manifiesto. Es la posibilidad de reconquistar esa conjunción de palabra y
silencio, de “abrir algo entre la palabra y el silencio” e intentar la recuperación del silencio y a
partir de ello ser una presencia, que muy pocos lenguajes son capaces de
transmitir:
Se puede decir que sin silencio la palabra no
existe, pero no es así ya que funciona como un
elemento de cohesión con un valor específico propio. Hay cargas de silencio en la actividad diaria, que
viene a constituir una especie de respaldo, la espalda de silencio que tiene la
dimensión de la vida, toda esa esencial vivencia del silencio sin la cual no
hay expresión válida. Pero hay algo más: no es sólo esa envoltura de silencio
lo que sustenta a la palabra, sino que cada una de ellas tiene su propia carga
interna de silencio.
Con respecto a la unión con la naturaleza por
parte de las culturas orientales, el Zen mantiene una percepción e identificación
con lo que en ella existe de sagrado. La sacralización de la naturaleza roza lo
cotidiano y, por extensión, vida diaria se desarrolla a partir de, y por, en un
ámbito eminentemente natural. Análogamente también puede rastrearse la
presencia de la naturaleza a partir de la experiencia de la conciencia no dual
de la realidad en nuestra existencia acerca de lo que de ella hay en nuestro
ser constitutivo y en lo que de ella podemos aprender a vivir. Este cambio de
perspectiva produce un sentido completamente nuevo de realidad y de valor.
Gracias Ilustre Maestro por vuestros maravillosos mensajes. Son de gran altura espiritual. Me agrada leerlos. He recibido la Luz que emana de vuestra mente. Recibid T:. A:. F:.
ResponderEliminarLuis Zárate
20 de julio del 2014
Este blog es magnifico. Sus contenidos son explicativos y muy claros para el cambio de una visión en la vida. El autor es un sabio o iluminado que generosamente lo que sabe transmite.
ResponderEliminarSonsoles Marín García
Madrid- España
29 de julio del 2014
No me canso de alabar la excelencia de los blog. Hay algunos que no son tanto pero todos trasmiten algo que gusta. Este es de los primeros
ResponderEliminarEl escrito es de una gran calidad e interesante. Gracias.
Un abrazo.