lunes, 31 de marzo de 2008

INTERPRETACION DEL COSMOS

VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA

M:.M:.

Ya sea producto de la cultura oriental o de la occidental, el mandala circular o diagrama sagrado es una imagen familiar y omnipresente a través de toda la historia del arte.
La India, el Tíbet, el Islam y la Europa medieval lo han producido todos ellos en abundancia, y gran parte de las culturas tribales también lo utilizan, ya sea en forma de pinturas, de edificios o de danzas.
Tales diagramas suelen estar basados en la división de círculo en cuatro cuartos, y todas las partes y elementos implicados están interrelacionados en un diseño unificado. Las más de las veces son en cierta forma cosmológicos, es decir, que representan en un símbolo lo que se considera ser la estructura esencial del universo: por ejemplo, las cuatro direcciones espaciales, los cuatro elementos, las cuatro estaciones, a veces los doce signos del zodíaco, distintas divinidades y a menudo al hombre mismo.

Una de las aplicaciones más sorprendentes del mandala aparece en la arquitectura de las cúpulas, tanto islámicas como cristianas. El cuadrado representa a la tierra, abarcada en un cuádruple abrazo por la bóveda circular del cielo, y por lo tanto sometida a la rueda del tiempo en constante movimiento. Cuando el incesante movimiento del universo, representado por el círculo, da paso al orden comprensible, aparece el cuadrado. El cuadrado presupone pues el círculo y es resultado de éste. La relación entre forma y movimiento, espacio y tiempo, está evocada en el mandala. Pero lo más notable y constante de esta forma de diagrama es que expresa la noción del cosmos, es decir, la de la realidad concebida como un todo organizado y unificado.

Las catedrales góticas con sus rosetones crearon una de las expresiones más desarrolladas del mandala, al combinar y convertir en unidad la luz, el color y la forma. Con esto, sin embargo, culminó el ciclo de la evolución del mandala en ese continente. Pues vemos que va desapareciendo de las artes, primero, y luego de las conciencias. Poco a poco el pensamiento holístico salvífico, va siendo desplazado por la interpretación del mundo analítico-racional e intelectual. A partir de occidente la decadencia del mandala irradia a todo el mundo, y así vemos como esa mentalidad precisamente, nos ha llevado al borde de la destrucción del mandala-tierra.

De por sí estos ciclos no son nada malo, sin embargo, ni nada que debamos combatir, sino simples expresiones de la rotación del mandala. La misma que hallamos claramente simbolizada en el mandala del naipe décimo del Tarot, el llamado “Rueda de la fortuna”, que muchas veces vemos asimismo en los portales y los vitrales de algunas iglesias. Esta coincidencia entre un motivo de la baraja, que proviene de una profunda raíz esotérica y otro de la Iglesia católica romana, en principio quizá sorprende, pero hay muchas coincidencias.

¿Qué nos dice la rueda de la fortuna? ¿Acaso no dice...? Que todo lo que sube ha de volver a bajar, y lo que está en baja volverá a subir. Es ésta una ley esotérica antiquísima, o por lo mejor intemporal, que se aplica tanto a las culturas como a las eras históricas, las formas artísticas, las naciones, los individuos, las coyunturas económicas, las corrientes de la moda y las tendencias del gusto. Así el mandala nos muestra el movimiento de la historia y también el de su propio destino a través del tiempo. Después de conocer su punto culminante con las grandes catedrales y sus grandes rosetones, comenzó la destrucción del mandala, y con ella la de las culturas holísticas, caracterizadas por “lo sacro”. La iniciaron los españoles cuando destruyeron las culturas de Mesoamérica y lo hicieron característicamente porque buscaban el oro, pero sólo en su aspecto externo y material.

Se lo robaron a los aztecas, los mayas y los incas que sabían valorar el aspecto interno de ese metal, el más noble de todos, el cual simbolizaba para ellos a su Dios Sol. Por tanto, no es de extrañar que los españoles no encontrasen nunca “El Dorado”, el legendario país rico en oro, porque éste no tiene existencia física. Sólo quien halla su Dorado interior conseguirá realizarlo externamente. Parecido e igualmente condenado al fracaso en el criterio con que observa la química moderna el afán de los alquimistas y su búsqueda de la “fabricación del oro”.

En el concepto de la conquista se pusieron de acuerdo todos los occidentales. Varios pueblos europeos han ido turnándose en la destrucción de culturas enteras que vivían pendientes del mandala. O dicho en otras palabras: el hemisferio cerebral izquierdo declaró la guerra al derecho y la derrota de éste ha sido aparentemente completa. ¡Pero sólo en apariencia! Así nos lo declara el intemporal símbolo T’ai chi. Las culturas indias de América del Norte, con sus mandalas de arena sucumbieron ante los europeos acaudillados por los ingleses. Cierto que por aquel entonces los europeos también eran enemigos entre sí, pero iban de acuerdo en cuanto al sentido de empuje contra las culturas holísticas de las dos Américas. En el otro continente, las culturas “de lo sagrado” tampoco tuvieron la oportunidad frente a la nueva manera de pensar y obrar. También feneció el mandala en la India, donde había determinado la vida entera. Y el símbolo de su liberación en nuestro siglo ha sido, precisamente, otra vez la rueda, la rueca de hilar que el Manhatma Gandhi hacia girar para recordarles a los compatriotas sus raíces. Que los indios volviesen a hilar el hilo que los ligaba a las raíces de sus tradiciones. En la destrucción de las culturas del Mandala, hubo una especie de punto culminante cuando el Tíbet paso a manos de la administración China, y la cultura tibetana configurada por el taoísmo y su antiguo símbolo de t’ai chi, a su vez fue desplazada por una nueva mentalidad. En el Tíbet los mandalas desempeñaron un papel principal que controlaba toda su existencia.

Después de esto quedaron destruidos o momificados en los museos todos los mandalas vivientes de Europa, América, África, Australia y Asia. Vale decir que el proceso se extendió a todo el mundo; en Europa, su origen, las catedrales degeneraron en meras curiosidades turísticas donde se cobra por su entrada. Sin embargo los mandalas nunca murieron del todo. Sobrevivieron en las sombras, en las ruinas, en la fantasía, se expresaban en los delirios, en los excesos de las drogas e incluso invadan furtivamente su mundo contrario, el de la técnica, cuyo símbolo principal es la rueda dentada de los engranajes. Por algo muchos individuos de los que viven en nuestra cultura tienen la sensación de no ser más que ruedillas de un engranaje inmenso y anónimo. Pero no temamos por los Mandalas. No perecerán mientras sobreviva un solo individuo de la especie humana. Y aunque una de las mitades (del cerebro o del símbolo del t’ai chi) prevalezca, en su mismo centro sobrevive siempre el polo contrario (el punto negro en campo blanco).

Esa evolución unilateral no es buena ni mala: es. Se halla implícita en el mandala mismo, y también la previeron las culturas del mandala (sirvan de ejemplo las profecías del vidente amerindio Ciervo Negro, quien predijo el vía crucis de las naciones indias hasta su decadencia, y también las visiones de los indios hopi). Hoy hemos alcanzado un punto de inflexión, el punto que marca el redescubrimiento de nuestras raíces, de nuestros mandalas internos. Eso tampoco no es bueno ni malo, sino que es. Poco a poco, y no por casualidad, vamos presenciando un renacimiento de los mandalas en lo externo: en las artes y en las tradiciones meditativas a su vez renacidas. Ese proceso podíamos leerlo en cualquier mandala; es una ley natural y se cumple. Recuperemos ahora nuestra sombra, y se convierte en nuestra misión: la búsqueda que nos había precipitado totalmente hacia lo externo, desembocando en ob-sesión y des-esperación, atascada en la polaridad, se vuelve de nuevo hacia el centro, hacia lo medio, la me-ditación.

Se ha cerrado de nuevo el círculo del mandala, y sabemos que volverá a abrirse, a cerrarse, a abrirse.

2 comentarios:

  1. Hola me encanto el sitio, es maravilloso saber que hay lugares tan fascinantes para visitar en la web.
    Soy un artista plástico que se expresa con el simbolismo, tengo un sitio si quieres visitalo.
    http://artesuar.blogspot.com

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  2. Reciba un gran y fraterno.. así
    como mis felicitaciones por su excelente blog.. desde Venezuela..

    Que feliz coincidencia..
    el 24 de abril ( 2008 ) se celebrará en mi país el 8° encuentro de escritoras hispanoamericanas ..

    Allí, presentaré un libro.. contentivo de 13 mandalas .. portada .. y doce capítulos .. constituídos cada uno .. por un mandala y sus correspectivos poemas cortos ( soy poeta )

    Lo curioso... es que no sabía yo.. nada sobre mandalas .. cuando intuitiva ( atrevidamente ) me consagré a elaborarlos ..

    Si lo desea puede ver el libro "después del silencio" montado en la Web..

    http://www.extrasensorial.com/Literatura/poemas/despues_silencio.htm

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