miércoles, 30 de julio de 2008

EL MANDIL MASONICO



VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA

El mandil es una prenda de vestir que siempre ha estado ligado a todas las escuelas iniciáticas, desde la más remota antigüedad y llega hasta nuestros días. En el antiguo Egipto, el mandil era triangular con la cúspide para arriba, el ceñidor era su más importante característica, estaba intensamente magnetizada y dispuesto de modo que abarcase un disco de materia etérea a fin de separar la parte sutil del cuerpo físico de la parte densa del mismo.

En la economía levítica de los israelitas, los sacerdotes llevaban siempre puesto el “abnet” o delantal blanco, el cual formaba parte de las ropas ceremoniales de los sacerdotes y significaba emblema de santidad y pureza, siempre caracterizada en la divina naturaleza y el culto digno a su Dios.
En los misterios persas de Mitra se investía al candidato con un cíngulo, una corona o mitra, una túnica de púrpura y, por último un mandil blanco, en cuanto había recibido la luz tan solicitada.


En las ceremonias iniciáticas practicadas en la India, se investía a los candidatos con el “sash” o “zennaar” sagrado, compuesto de nueve hilos que terminanaban en un nudo, y que pendía desde el hombro izquierdo a la cadera derecha, semejante a la banda masónica.

La secta de los esenios, que por su organización es la institución secreta de la antigüedad más inmediata a la masonería, investía siempre a sus candidatos con el ropaje blanco.

En los ritos escandinavos, en que el genio militar de este pueblo creó una iniciación guerrera, se entregaba al candidato un escudo blanco en vez de mandil, cuya ceremonia iba acompañada de ciertas enseñanzas simbólicas, no muy diferentes de las que se dan al entregar el mandil masónico al iniciado.

En todas estas clases de investiduras e independientemente del material y de su forma, se trataba de expresar la idea de pureza. La adopción del mandil en la masonería se debe indudablemente a la que los albañiles empleaban en la Edad Media, como prenda necesaria para su trabajo. Ellos los antiguos operarios nos han dejado como legado, su nombre, su lenguaje técnico, su prenda de vestir, con la cual protegían sus vestidos de las manchas que producía su trabajo.


Para los masones especulativos el recibir el mandil es un distintivo de la Masonería y la más honrosa de todas las condecoraciones humanas, porque simboliza el trabajo, que es la única fuente de salud, de la virtud y de la riqueza. Y eso da derecho a sentarse entre hermanos. Su blancura es el emblema de la inocencia y del candor y da entender que así debe reinar en nuestros corazones. Por eso siempre se instruye que no debe mancharse, sino mantenerse limpio con las virtudes que el masón debe aplicar en todas sus actividades de la vida. Y si en caso manche se impedirá que vuelva a usarlo.
EL MANDIL DE VOLTAIRE

El material con que se debe ser confeccionado es de piel de cordero, que es el animal sagrado escogido por los antiguos sabios e iniciados para significa, al igual que el color blanco, la inocencia y la pureza; por tanto el color como el material simboliza el estado del alma en evolución, como la de un niño, que mientras progresa ésta va tomando colores más brillantes hasta llegar a las vestiduras donde se concentra todos los colores.

El mandil del aprendiz lleva la baveta levantada formando una figura de cinco puntas, símbolo del hombre quíntuple. Esta forma de utilizar el mandil sirve para que el aprendiz se cubra el plexo solar, una de las partes más sensitivas que tiene el cuerpo psíquico del humano. Sirve de protección ante todos los ataques del mundo profano y de todos sus peligros. Además de cubrirse de las energías negativas, da confianza de estar a salvo así sea en el lugar más peligroso donde se encuentre. En los grados superiores se deja caída la baveta, porque el alma ya está en el cuerpo y por su medio actúa.

Sin el mandil no se puede asistir a los trabajos, ya que simbolizando la nueva piel que recubre y le ayuda a superar todos los obstáculos que se le presenten al, ya que es un manto de pureza e inocencia que deja aflorar la conciencia individual para que pueda trabajar y desarrollar en completa paz y armonía sin que el mundo profano perturbe la tranquilidad del pensamiento y del espíritu y no pueda romper la armonía reinante cuando estamos a cubierto y se abren los trabajos.

Es la pureza e inocencia de los actos que realiza todo masón dentro y fuera del taller de la honradez, con imparcialidad y sobre todo con la verdad, y la libertad de pensar y actuar.

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