miércoles, 2 de enero de 2008

DISCIPLINANDO AL TIEMPO


VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA

El primero de enero es el inicio del año para muchos pueblos, religiones, culturas y etnias. Es una fecha de grandes celebraciones y de nuevas esperanzas. Según nuestro calendario, el juliano, y tomando como referencia al año 2008, señala el calendario de los coptos que estamos en el año 1723.
Según los musulmanes es el año 1427 (en recuerdo de la huida de Mahona de la Meca a Medina). Según los judíos estamos en el año 5767. A ello cabe añadir el anecdótico hecho de que, a razón de la revolución Francesa, se inició un nuevo calendario que empezaba el 22 de septiembre de 1792 (año I) pero que sólo duró tres años, siendo absorbido por el gregoriano, cuya reforma entró en el vigor desde 1582, que corrige el calendario juliano, y para establecer el equilibrio elimina 10 diez del mes de octubre: ¡del 5 al 14!, pero esta reforma no entró inmediatamente en vigor en todas partes. 
Consultando el calendario perpetuo, cuyo único ejemplar en el Ecuador reposa en una biblioteca privada de Quito de un amigo historiador, aquí está la reforma que se promulgó en 1582 y se abolieron, como dije antes, diez días, del 5 al 14 de octubre y elimina los diez días, del 10 al 19 de diciembre. 
En Alemania se produce un cismo y las regiones católicas adoptan la reforma en 1584, al igual que en Bohemia, pero en las regiones protestantes la reforma se adopta en 1775, casi doscientos años más tarde, para no hablar de Bulgaria, éste es un dato que conviene retener que sólo la adopta en 1917.
En Inglaterra la reforma gregoriana se aplica en 1752, natural, por odio a los papistas, los anglicanos también resisten dos siglos. 
En los pueblos de América Latina se adopta el calendario juliano en la conquista de los españoles e impuesta a la fuerza. 
 
Los mayas, aztecas e incas que utilizaban diferentes medidas de tiempo y que estaban hechas de acuerdo a sus culturas y necesidades, fueron borradas del mapa de la ciencia pese a tener grandes astrólogos y astrónomos.
El calendario maya no solo ha marcado el tiempo sino que ha señalado con gran exactitud los eclipses solares y lunares y tiene una descoordinación de apenas 2 segundos en 2 mil años de su existencia. 
De ahí se derivaría que, en términos poéticos o de andar por casa nada existe tan relativo como el tiempo. Incapaces de fijar su principio, lo somos igualmente de fijar ciclos –su duración- y no digamos su fin. 
En el principio no fue el reloj, fue el Verbo
La duración del tiempo depende de si gozamos o sufrimos, de si las cosas se mueven o se están quietas, de sí, al tenor de la edad, nos proyectamos hacia el futuro o volvemos la mirada hacia atrás. 
En cuanto al final de los tiempos no sabemos con exactitud en que consiste, si debe entenderse por ello que lo que llamamos tiempo dejará de existir o si sobrevendrá un tipo de tiempo radicalmente distinto del que hasta ahora nos ha sido dado a conocer. 
¿Cuánto tiempo desperdiciamos?
 
Existe el tiempo sidérico: el que se mide por el movimiento aparente de las estrellas y más especialmente del primer punto de Aries. Existe el tiempo pascual. El Diccionario de la real Academia española de la Lengua nos dice que podemos darnos buen tiempo, dar tiempo al tiempo, entrenarlo, engañarlo, perderlo, alzarlo y hasta acomodarnos a él.
A mí me impresiona sobre manera el “tiempo muerto” de las salas de espera en las oficinas públicas, en los consultorios médicos y el de los sueños, donde está el secreto de nuestra supervivencia. Un hombre de 50 años ha dormido cerca de 20 años. ¿Cabe alguna explicación: Cuánto tiempo desperdiciamos frente a un televisor, frente a la pantalla del computador ?…
Los optimistas suelen decir: “Cada día es el mejor del año” y “un cuarto de hora vale más que mil onzas de oro”. Los pesimistas replican que “no hay gasto más costoso que de el tiempo” y que “el año tiene 365 angustias”.
Entre unos y otros están los eclécticos para los cuales todo depende del concepto que se tenga de la eternidad, supuesto que la eternidad puede ser concepto. Los músicos conocen como nadie la disciplina del tiempo, y en esta línea me quedaría con Mozart. 
Hay pintores de quienes diría que pintan contra sí mismos y contrarreloj: estoy pensando en Van Gogh, Dalí o Picasso. Los arquitectos actuales, sin tiempo para concebir una catedral, y que no aspiran a que sus diseños perduren, y hasta los futurólogos en su gran mayoría se detienen cada año aterradamente perplejos al pensar en los avances del siglo XXI. 
Si es cierto que provenimos del agua, ya que somos seres acuáticos y hoy estamos en la era de acuario, era de transparencia, cristalina y de paz, después de dejar la terrorífica era de piscis, era de cambio a base dificultades: La inquisición, el Medioevo, las dos guerras mundiales.
Realmente han debido de pasar millones de años hasta nuestra condición. Ahora se presiente que dentro de poco tiempo nos brotarán alas y que por un resquicio todavía ignoto vislumbraremos el universo. 

 
“No tengo tiempo” frase aceptable en boca de Miguel Ángel pero no en Leonardo Da Vinci que el se tomaba mucho tiempo para realizar sus obras maestras. Terrible en boca de los ejecutivos, políticos, banqueros, hombres de negocio, ya que la ambición hace que el tiempo les trague y que cuando se den cuenta ya no tendrán tiempo para disfrutarla. Pero para esta prisa en el idioma francés de un diptongo nació en forma casual, la palabra “tranquilo”. 
Por tanto debemos tiempo al tiempo y todos saldremos ganando. Bien que hagamos, pero recordemos que existen sillones aptos para meditar sobre el tiempo. De no hacerlo así, perderemos el tiempo y sobrevendrá la angustia y nos colocarán un marcapasos- ¿Visión apocalíptica? Medida sensata –y si no al tiempo, pensaba una noche de luna intemporal.

1 comentario:

  1. Victor Manuel :
    Con tus escritos he aprendido muchas cosas que sabia que existian, pero nunca habìa profundizado, son tan bellas tus letras y tienen tanto contenido.
    GRACIAS ..... por tu generosidad, por compartir todas esas enseñanzas y por esa forma tan sencilla y transparente de llegar a las personas.
    Clara Nelly Guevara B.
    Bucaramanga - Colombia

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