lunes, 21 de agosto de 2017

EL REINO DEL NUMERO TRES



VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
Dios Apolo

El pensamiento de Hermes ha dominado el entendimiento del mundo y sentó las bases primordiales de las enseñanzas esotéricas que han sido transmitidas a través del tiempo  mediante doctrinas fundamentadas en el dominio de las fuerzas mentales. Siempre utilizó el recurso del sentido alegórico, es decir hablar figuradamente, que consiste precisamente en la aplicación de una metáfora continuada, cuyo objeto es presentar la esencia de alguna cosa o materia de estudio, con lo que se da la idea de cualquier tema, distinto al que se manifiesta, que también se puede lograr por medio de las palabras, o por la representación de figuras y caracteres convencionales.

Sus enseñanzas  se condensaron en un libro llamado el Kybalion. Allí están expresadas las siete leyes que rigen el universo. Se dice que es la llave para abrir las puertas mágicas del saber.

Entre los siete leyes herméticas  está descrito el principio de la polaridad que voy a transcribirle textualmente y dice: “Todo es dual; todo tiene polos, todo tiene su par de opuestos; semejante y antagónico son los mismos; los opuestos son idénticos en naturaleza pero disímiles en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades; todo lo paradójico puede ser reconciliado”

Este principio incorpora la verdad de que todo puede ser dual, todo tiene dos polos, todo tiene su par de opuestos. Axiomas  herméticas que dilucidan  y explican viejas paradojas que dejaron perplejos a tantos que no supieron ver.

Hermes determinó y esclareció que no hay otro método o sistema que lo reemplace y que este principio también actúa igualmente en el plano mental, ejemplo amor y odio, dos estados mentales aparentemente irreconciliables, no son en realidad sinos grados de la misma cosa, en este caso del mismo sentimiento, por tanto se puede cambiar las vibraciones en la mente de uno y en la mente del otro. Al cambiar se ha transmutado mediante la aplicación de la polaridad.

En cambio si a esta polaridad lo aplicamos el número tres, éste desempeña un papel fundamental en el dominio de la analogía que significa la  relación de semejanza o parecido entre cosas distintas. Si una cosa cualquiera es análoga, todas las partes de que se compone la primera son análogas a las que integran a la segunda.

Así los antiguos aseguraban que el humano era análogo al universo, y por tales causas denominaron al humano microcosmos (pequeño mundo) y macrocosmos (gran mundo) al universo. Mediante esta aplicación hemos podido conocer la circulación de la vida universal hasta fijarse en la de la vida en el humano, y recíprocamente para conocer los detalles del nacimiento, el desarrollo y la muerte del humano y de una estrella, porque se aplica los mismos fenómenos de la física y química que rigen el caos y el orden del universo.


La aplicación del uno y del dos al universo no fue invención de los filósofos actuales. Eran ciencias aplicadas por los caldeos, sumerios, hindúes y egipcios y dio lugar a la creación del Zodíaco, cuya división en doce casillas se encuentra  en todas partes desde el tiempo inmemorial.

Los grandes iniciados de la antigüedad consideraron al universo como un gran todo viviente y compuesto de tres elementos que son: inteligencia, alma y cuerpo  y se le denominó Pan o Phanes, el humano o microcosmos tenía igual composición, pero en forma contraria, constituida por el cuerpo, el alma y la inteligencia. Cada una de estas tres partes era, a su vez, determinada por tres modificaciones, de suerte que el ternario, reina en todo el conjunto y también en cada una de sus partes. Cada ternario, desde el que se abarca a la inmensidad hasta el que constituye el más insignificante ser vivo brilla en el universo por doquier.

Esta predilección por el número tres  proviene tan reiteradamente desde los tiempos inmemoriales. Estos Instructores de la humanidad tenían tres modos de expresar sus pensamientos. El primero, era sencillo y transparente; el segundo, simbólico y figurado; y el tercero, sagrado y jeroglífico. Allí se descubrió el equilibrio en la aparente oposición de dos energías y que se debe reconocer entre las dos propiedades hay una que da estabilidad  y movimiento equilibrado. Es decir aplicamos aquí el lenguaje de los números.

Vamos a tomar como ejemplo la luz del día que se opone a la noche para producir el doble período de actividad y reposo, que hallamos en toda la naturaleza. Lo sobresaliente es el fenómeno que se da en la oposición entre la luz y la sombra que parecen irreconciliables, separadas, pero existe algo que no es ni lo uno ni lo otro, algo que en física recibe el nombre de penumbra y que participa de la condición de ambas.

Cuando la luz disminuye, la sombra aumenta. La sombra, pues, depende de la mayor o menor cantidad de luz que exista. La sombra es una modificación de la luz.

Por tanto dos fenómenos opuestos en apariencia no son más que grados distintos de una sola y misma cosa.

Tomemos dos opuestos de condición distinta y veamos si pueden aplicárseles las leyes que conocemos. En la cuestión de los sexos hay dos diametrales y bien caracterizados, el macho y la hembra. En el orden físico podríamos señalar los opuestos en la esfera de las fuerzas (caliente- frio, positivo-negativo, sólido-gaseoso. Entre estas fuerzas que luchan entre sí aparece un intermediario, que es la resultante de las dos primeras.

De la fusión del macho y la hembra aparece el hijo. De lo sólido y lo gaseoso aparece el estado líquido. De lo caliente y lo frio está lo tibio. De lo positivo y negativo se forma lo neutro.

Volvemos al fenómeno de la luz (activo) y de la sombra (pasivo). Los dos se oponen, mientras que la penumbra, neutra, flota entre ambos, porque tiene algo en común de los dos. 

ACTIVO          PASIVO       ACCION RECIPROCA
Macho           hembra                hijo
Sólido            gaseoso               líquido
Calor             frio                     tibio
Positivo        negativo              neutro
Atracción     repulsión             equilibrio
Negro           blanco                 gris
Alegría         dolor                    armonía

Y así podemos prolongarnos ilimitadamente en la lista, incorporando nuevos hechos para hacer evidente la verdad de esta ley que se aplica en todos los fenómenos químicos, físicos y biológicos de la ciencia.

La Ley Ternaria tiene un término activo, un pasivo y un neutro, resultados de la acción reciproca de los dos primeros. Estos números son el 1 y el 2 que sumados dan 3 que es la reacción.

Como conclusión puedo manifestar  que todo es cíclico y que en todo preside la evolución de las cantidades  dividiéndole en tres grandes secciones: Los hechos, las leyes y los principios, que los antiguos sabios le denominaron los tres mundos.

Si Buda hubiera aplicado esta ley ternaria no le hubiera costado mucho tiempo iluminarse, al saber que de los extremos del placer y el sufrimiento nace recta acción y la moderación en todo, es decir el equilibrio o lo que se denomina el Camino del Medio. Así hemos navegado por las regiones desconocidas de los antiguos misterios y nos hemos apoderado del gran secreto que los iniciados mantenían celosamente escondidos bajo una triple envoltura.



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