viernes, 6 de septiembre de 2013

LA ASTROLOGIA Y LA INFLUENCIA EN NUESTRAS VIDAS


VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA

Es una disciplina muy antigua dedicada a la interpretación del efecto de los astros (el sol, la luna, los planetas, estrellas y las constelaciones) en el mundo físico conocido, en el desarrollo del humano, en los acontecimientos de la historia.

La astrología se basa en la ley de la simpatía cósmica, según la cual todo influye en todo, y todo está relacionado por todo. Además, como en la concepción antigua los astros se consideraban divinidades o entes compuestos de quintaesencia, a partir de la ley según la cual lo espiritual influye en lo material y le da la forma, los astros también tendrían la capacidad de influir en el mundo material.

Los orígenes de la astrología deben buscarse en las épocas más remotas de las civilizaciones humanas. Destaca por su importancia la especulación de los sumerios, primero, y de los asirio-babilonios después, que iniciaron el camino de reflexión astrológica y astronómica.

Los dos términos astronomía y astrología, se han considerado sinónimos, y se estima que la astronomía surgió como resultado del estudio astrológico. Un intento significativo de racionalizar y plantear científicamente la astrología fue el que llevó a cabo Tolomeo

SIGNIFICADO DE LA ASTROLOGIA

Hoy en día todo el mundo sabe qué es la astrología. En la gran mayoría de medios de comunicación impreso hay un apartado en el que se describe la tendencia de la semana o del mes de los signos del zodiaco. Y al llegar el fin del amo, una retahíla de astrólogos nos entretienen contándonos qué nos reserva a cada signo el año que empieza.

Pero ¿Es este el verdadero sentido de la astrología?

Pocas personas son las que abordan esta disciplina con espíritu de investigación y sin prejuicios. La mayor parte de la gente contempla la astrología como un pasatiempo mundano, pero no como un estímulo para el crecimiento personal.

Tradicionalmente, esta ciencia humana da respuestas de gran interés a los comportamientos humanos. Uno de los pocos que abordó este estudio con seriedad fue el psicólogo suizo Carl Gustav Jung. En las varias cartas que escribió a colegas y amigos investigadores, encontramos no pocas reflexiones sobre la aplicación de la astrología.

Demuestra el profesor Jung que en los diagnósticos difíciles a menudo encargaba de realizar un horóscopo para tener otro punto de vista. Y en muchos casos los datos astrológicos contenían explicaciones para ciertos hechos que de otro modo no habría entendido. De esas experiencias saco como conclusión que la astrología tiene un interés especial para la psicología.

La astrología es el estudio de los astros y de los influjos que estos ejercen en el hombre, determinando su temperamento y su destino terrenal. A grandes líneas podemos decir que se ocupa del conjunto de fuerzas arquetípicas, determinadas por los signos zodiacales y por los planetas que transitan por ellos.

Son unos arquetipos muy potentes que influyen en nuestras vidas y su situación en la carta astral de cada persona deriva de las experiencias maduradas en el curso de las existencias precedentes.

Los planetas son considerados una especie de contenedores-transmisores de energía que dan la individuo las características de las que son portadores. Ejemplo: Marte, la fuerza; Mercurio, la vivacidad, etc., y su coloración se modifica según el signo en el que se encuentren.

En efecto, las cualidades específicas de los planetas se modifican en función de las características del signo zodiacal en el que están en el momento del nacimiento de una persona. Es decir, podrán ser suavizadas, acentuadas, anuladas, según se encuentren en un signo afín o contrario.

La unión del influjo proveniente del planeta y el del signo zodiacal forma un campo energético típico, que late en nuestro interior y marca los límites de nuestro carácter, la amplitud de nuestro talento, y nos induce a actuar de ninguna manera determinada.

Entender las leyes en las que se basa la astrología significa aprender a reconocer si dichos campos energéticos son positivos para nosotros, para entonces potenciarlos, o bien si son negativos, y debemos modificarlos o incluso dominarlos o censurarlos.

Los planetas con sus fuerzas disgregadoras o, por el contrario, entusiasmantes, podrán atormentarnos, ponernos bajo presión o exaltarnos hasta el punto de hacer que perdamos la cabeza: este es el desafío que debemos afrontar para aprender a elegir y crecer.

Incluso quien cree en los influjos planetarios o en el poder de las fuerzas arquetípicas no puede ignorar que la luna influye tanto en la tierra que causa las mareas. Del mismo modo actúa en los líquidos de nuestro organismo causando acumulaciones y tensiones.
Los planetas y las constelaciones por las que estos transitan manifiestan características que se ponen de relieve en las actitudes que luego mostramos las personas.

Por tanto, es preciso entender mejor, percibir íntimamente las fuerzas suscitadas por estas presencias en nuestro gráfico natal, para poder superar las pulsiones que nos obligan a realizar determinados actos negativos, condicionados precisamente por la configuración zodiacal, y aprender a expresar las características de un ser nuevo, más evolucionado, capaz de dar respuestas más adecuadas a cada acontecimiento.

Este es el verdadero mensaje de la astrología, que puede indicarnos la acción más adecuada en un momento determinado.

Cuando llegamos al mundo, llegamos con una serie de informaciones contenidas en nuestro ADN que determinan nuestras características físicas y comportamentales y son nuestra herencia genética. Es una especie de base sobre la cual, a través de una sucesión de experiencias terrenales podremos añadir o, por el contrario, eliminar los sucesos que forman nuestra estructura, nuestra conciencia..

Esto mismo ocurre en el plano astrológico. Según el camino evolutivo recorrido por nuestra alma, nos encarnamos expresando características maduradas en el transcurso de nuestras vidas precedentes.

La carta astral, es decir, la representación de la posición de los planetas en los diferentes signos, o lo que llamamos casas, en el momento de nuestro nacimiento refleja el estado evolutivo alcanzado. Tales características nos orientan hacia ciertos recorridos, a través de los cuales deberemos aprender a afrontar las limitaciones, los defectos, las carencias, o bien a asumir las cualidades que poseemos como propias, para poder mejorar los aspectos negativos e integrar armónicamente nuestras peculiaridades.

SIGNOS Y PLANETAS

Para la astrología occidental existen 12 signos que representan  12 tipos caracteriales; estos también corresponden al significado simbólico de los 10 planetas (dos planetas pertenecen a dos signos cada uno.

Estos 12 signos se subdividen en signos de Fuego, Tierra, Aire y Agua, según el tipo de carga energética.

La sucesión de los signos zodiacales implica una manifestación, casi como una espiral ascendente, de tres niveles energéticos, que acogen cada uno el despliegue  de cuatro signos que representan las energías de cada elemento.

En el primer nivel están los signos más inmediatos, más simples en sus manifestaciones de los elementos que lo connotan. En el segundo, la expresión de los elementos se refina, y alcanzar los grados de perfección máxima en el tercer nivel.

Cabe recordar  que ser de uno de los cuatro signos del primer nivel no significa ser un alma menos evolucionada, ya que debe tenerse en cuenta muchos parámetros.

SIGNIFICADO ENERGETICO DE CADA SIGNO

ARIES: La conquista. Es un signo de Fuego; su planeta es Marte. Representa el primer estímulo de la energía vital que empieza su manifestación y afirmación de sí misma.

Aries es el signo de la impulsividad, de la conquista, de la iniciativa. Representa el impulso de ocupar el territorio propio.
Es positivo, es un signo de afirmación innata; en negativo, de egocentrismo.

TAURO: El bienestar. Es un signo de Tierra; su planeta es venus. La energía, después de haber ganado terreno, se detiene y se estabiliza, organizando de forma provechosa y agradable los espacios adquiridos.

Tauro es el signo de la paciencia, de la necesidad de seguridad y comodidad material; es el impulso para crear en la materia bienestar y estabilidad.

En positivo, es un signo que manifiesta capacidades constructivas; en negativo, en cambio, genera individuos obstinados y posesivos.


GEMINIS: La curiosidad. Es un signo de Aire; su planeta es Mercurio.

Después de haber conquistado y estabilizado lo que ha conseguido y antes de posteriores desafíos, ha llegado el momento de la aproximación curiosa, intelectiva, al ambiente al que la energía ha llegado y del que puede sacar conocimientos nuevos.

Géminis es el signo de la curiosidad, de la comunicación, de los eclécticos por excelencia; indica aproximación intelectual a la realidad.

En positivo, es un signo que expresa el deseo y la capacidad de aprender y de comunicar; en negativo, significa superficialidad y volubilidad.


CANCER: El recogimiento. Es un signo de Agua, su planeta es la luna.

Llegada a este estadio de su recorrido, la energía percibe un ambiente a través de las sensaciones que le proporciona. Debido a esta abertura interior, si las percepciones son demasiado intensas, la energía puede tener necesidad de esconderse.

Cáncer es el signo de la intimidad, de la necesidad de retirarse para protegerse y metabolizar las experiencias. Representa la interiorización y la comprensión íntima de lo vivido. En positivo, expresa sensibilidad de ánimo; en negativo, emotividad excesiva, con posible ansia, temor y una afectuosidad sofocante.

Una vez efectuado el primer giro por los cuatro elementos (Aries, Tauro, Géminis y Cáncer) la energía sube de nivel y se refina.


LEO: El esplendor. Es un signo de fuego; su planeta el Sol. Ha llegado el momento de exhibir la obra personal y la energía se muestra como señora del territorio.

Leo es el signo de la grandeza, de la magnificencia, de la rutilancia. Indica el deseo de exhibir las propias capacidades y de autoafirmarse.

En positivo, expresa magnanimidad y voluntad de dirigir, en negativo, necesidad de exhibirse en la ostentación.



VIRGO: La recolección. Es un signo de Tierra; su planeta Mercurio. Para estabilizarse, la energía ahora se compromete a analizar con meticulosidad la realidad circundante, para dividirla y catalogarla, de modo que se organice una base de actuación provechosa.

Virgo es, fundamentalmente el signo del análisis, de la precisión, de la laboriosidad, de la capacidad de encontrar la estrategia eficaz.

En positivo, manifiesta la cualidad de la productividad; en negativo puede desembocar en pedantería.


LIBRA: La armonía. Es un signo de Aire; su planeta Venus.

El intelecto experimenta nuevas fronteras de aprendizaje interrelacionándose con el prójimo.

Libra es, en esencia, el signo de la relación con los demás, de la armonización, del equilibrio; pone de relieve la armonía en lo social.

En positivo, expresa la capacidad de armonizar; en negativo, el enfrentamiento y la polémica.


ESCORPION: El poder. Es un signo de Agua; su planeta es Plutón. La energía se retira nuevamente a la intimidad de las emociones personales y se recarga, regenerándose a través del alimento que el ambiente le está concediendo, aceptando su querer, si simiente.

Escorpión es el signo del poder oculto, carismático, y de la capacidad de regeneración y transformación; es el signo de la fuerza interior ejercida en forma soterrada. A esta fuerza pertenece el poder sexual.

En positivo, muestra una gran capacidad de estimularse a sí mismo y a los demás; en negativo, expresa poder de manipulación gracias a su fuerte carga energética.

A continuación, empieza el nivel siguiente, el último de zodiaco, donde se encuentran las aspiraciones más elevadas de los cuatro elementos.

SAGITARIO: El ideal. Es un signo de Fuego; su planeta es Júpiter. El arquero apunta con su flecha hacia una diana que se encuentra en el cielo. Sabe lo que quiere, lo ha identificado y ahora toda su energía está focalizada hacia un punto que, una vez alcanzado, significará su culminación espiritual.

Sagitario es el signo del idealismo y del anhelo por lo divino; el arquero divino persigue el ideal apuntándolo con su flecha.

En positivo, manifiesta el deseo de trascender la naturaleza humana; en negativo, cae en el fanatismo y el dogmatismo.

CAPRICORNIO: La grandes. Es un signo de Tierra; su planeta regente es Saturno. ya se han conquistado nuevas cimas, ahora hay que edificar en ella algo imponente que muestre abiertamente el éxito.

Capricornio es el signo de la ambición por realizar grandes obras; pone de manifiesto la madurez alcanzada con determinación y diligencia.

En positivo, revela grandiosidad en las empresas y en las responsabilidades; en negativo, muestra el aspecto destructivo de la ambición.

ACUARIO: El progreso. Es un signo de Aire, su planeta es Urano. Después de haber concretizado el éxito, el intelecto siempre inquieto empuja hacia la realización de los sueños más osados y nuevos proyectos. El genio actúa y, gracias a ello, la humanidad avanza.

Acuario es el signo del progreso, de la evolución global; es la constelación que robó el fuego a los dioses para llevarlo a la humanidad.

En positivo, revela la capacidad de visión global y sinérgica; en negativo, se manifiesta en la abstracción calculada.


PISCIS: El holismo. es un signo de Agua; su planeta es Neptuno.

La energía después de haber llevado a cabo sus conquistas, se retira de nuevo a una posición receptiva. Se percibe una unión profunda con la creación: ¿Qué es divino?, ¿Qué es humano?

Piscis es el signo de la fusión empática con el Todo que debe dirigir.

En positivo, se manifiesta la capacidad de empatía y de atribulación de significado a todo; en negativo, la exaltación de su propia maestría.

EVOLUCION ENERGETICA

Los signos, tal como se ha dicho, se muestran en tres niveles, que representan la fuerza de la energía vital que se manifiesta y toma cuerpo en la vida, a través, primero, de la conquista de nuevos espacios, acometida por los signos de Fuego. Luego de la necesidad de convertir en provechoso el espacio conquistado, de la que se encargan los signos de Tierra. Y de la exigencia de abordar intelectualmente las situaciones conquistadas y posteriormente convertirlas en estables y eficientes, se ocupa los signos de Aire. Para llegar finalmente a la manifestación de la energía vital a través de la relación emotiva con la realidad, esta misión que corresponde a los signos de Agua. 

El primer movimiento energético, el de la conquista, está determinado por el primer signo de fuego, Aries. La conquista es una necesidad para afirmar y percibir su propia fuerza, sus capacidades.

Aries es el signo del zodiaco que vivifica la realidad.

En el segundo nivel, el signo de Fuego Leo realiza un cambio energético y manifiesta su conquista con la ostentación de su territorio. Leo es el signo del sol en el centro del universo. 

En el tercer y último nivel el signo de Fuego Sagitario lleva a cabo una expansión para conquistar nuevos espacios lejanos, los superiores o del cielo: Sagitario es el signo de la autoridad divina.

El segundo movimiento energético, el uso provechoso del espacio, lo observamos, en el primer nivel, en el signo de tierra Tauro, donde se aprecia la necesidad de bienestar a través de distintos medios. Tauro es el signo que construye la belleza para poder disfrutar de ella.

En el segundo nivel, el signo de Tierra Virgo se encarga de organizar, de forma más estructurada, la realidad conquistada: Virgo es el signo del trabajo diligente y meticuloso, y de la consiguiente recolección.

En el tercer nivel, el signo de Tierra Capricornio se dedica a engrandecer y hacer edificante lo que se ha conquistado: Capricornio es el signo de la ambición en su justa medida.

El tercer movimiento energético, de la relación intelectual con la realidad ve cómo el signo de Aire Géminis actúa en el primer estadio, de forma  curiosa, descubriendo el entorno: Géminis es el signo de la versatilidad, de lo poliédrico.

En el segundo nivel surge la relación con la realidad de otros seres humanos implantada por el signo de Aire Libra, que actúa en lo social: Libra es el signo de los contactos.

En el tercer nivel encontramos el signo de Aire Acuario, que se dedica al estudio y a la realización de lo que está al otro lado de las fronteras: Acuario es el signo del progreso.

En el cuarto movimiento energético, el de la percepción emotiva y sensual de la
energía, el ciclo del movimiento energético de los signos se cierra y estos vuelven a ponerse en escucha.

En el primer nivel, el signo del agua Cáncer es todo sensibilidad; su esencia es tan tierna y delicada que necesita a menudo un nido donde refugiarse y una garra que lo defienda.

Cáncer es el signo del acogimiento sensible de la experiencia, para poder metabolizarla, y de la necesidad de sentirse acogido y protegido.

En el segundo nivel, el signo de Agua Escorpión descubre el vínculo invisible que lo une a la realidad y que, ocultamente, puede manipular y dirigir: Escorpión es el signo del poder oculto (carisma) ejercido en los demás.

En el tercer nivel encontramos el signo de Agua Piscis, que manifiesta la unidad de toda la creación, la fusión con el todo. Ahora es posible dejarse ir o no preocuparse más por nada. Piscis es un signo de fusión y reconocimiento íntimo.


LOS PLANETAS

Un determinado signo resulta más significativo y cargado de energía con la presencia de uno o más planetas que, con su energía, influyen en las características del signo en el que se encuentran. Como ya se ha dicho, los planetas se pueden comparar con catalizadores de energías y figuras arquetípicas, vivas, que participan de nuestra interioridad.
Hay que señalar claramente que las características del carácter que percibimos en nosotros mismos o en los demás siempre están determinadas por la influencia de los planetas.

A menudo, las manifestaciones de algunos planetas son más claras que las de otros. Concretamente los planetas más veloces se perciben con más claridad. Un ejemplo de ello es el poder del sol, que ofrece brillo natural y desenvoltura; también la sensibilidad y la emotividad que confiere la luna, el intelecto propio de Mercurio o la carga energética que proporciona Marte.

En cambio, somos menos conscientes, en líneas generales, de los impulsos derivados de los otros planetas, los lentos, muy potentes pero de influjo menos evidente, porque es menos superficial y mucho más íntimo, se muestra con menos inmediatez y está oculto a la percepción directa.


SOL
En astrología, está siempre en el signo zodiacal al que pertenecemos. Indica el tipo de conocimiento con el cual el alma quiere actuar en esta aparición terrenal. El Sol representa el yo consciente, el modo de proceder del que somos conscientes. El astro, a tenor de lo dicho, adopta las características del signo en el que se encuentra. El  Sol representa la claridad del conocimiento y nos estimula para desvelar contenidos e iluminar significados, ampliando así nuestra conciencia.

Se trata del planeta más importante; de hecho, su posición tiene una profunda influencia en nuestra personalidad.

el Sol representa el movimiento, la voluntad, el poder y el deseo, así como la vitalidad física y mental y el liderazgo.


LUNA

La  Luna representa las sensaciones que la realidad nos comunica a través del medio físico. Las emociones son reacciones inmediatas al contacto con la realidad.

El Sol es la conciencia terrenal del Yo, que experimenta emociones y sensaciones que se perciben a través del cuerpo. Dichas percepciones está gobernadas por la Luna y, en astrología toman las características del signo en el que se encuentra.

La Luna determina, por tanto, el modo en que cada individuo manifiesta sensibilidad, sensualidad que los las percepciones derivadas de los sentidos, emotividad o pasión. Representa la respuesta psicofísica a los estímulos de la realidad externa, e induce a refinar nuestras percepciones, invitándolos a expresar, con más o menos fervor, nuestras sensaciones.


MERCURIO

Encarna la capacidad intelectual práctica y la forma en que nos comunicamos. Representa el pensamiento pragmático, la versatilidad, el eclecticismo, la comunicación rápida y los contactos inmediatos, la agilidad, la desenvoltura, la agudeza. Este planeta nos hace controlar los aspectos prácticos de cada situación de forma predominantemente lógica, táctica y desenvuelta.

VENUS

Simboliza el encanto que posee el individuo y la fortuna que de este se deriva. En la carta astral de una mujer representa el modo como se entrega al amor, en la de un hombre, el ideal femenino del amor. Esta planeta representa la cualidad de la belleza, la armonía y el amor, la capacidad de ser afectuosos al amar y al ser amados, el tipo de impulso que nos hace actuar con encanto, elegancia, tacto y belleza gracias a los sentimientos que nos despierta el amor.



MARTE

Indica el tipo de carga energética física que poseemos. En la carta astral de un hombre condiciona su forma de actuar como tal, en la de una mujer representa el ideal masculino del amor. Marte es el espíritu de la conquista y de la afirmación primaria. Este planeta nos impulsa a actuar con energía utilizando el físico, naturalmente siempre que esto sea posible. Inclina a la acción, a la lucha si es necesario, al impulso. 

JUPITER

Denominado el planeta de la gran fortuna. su posición indica el sector donde se obtendrán beneficios mayores. Representa la capacidad de relacionarse con la mente divina, y, por tanto, determina el optimismo, la confianza y el grado de positivismo de cada individuo. Este planeta nos induce a tener confianza en nosotros mismos, a ser magnánimos y joviales, a ejercer con autoridad las cualidades  del pensamiento positivo, originado por la conexión con lo divino.

SATURNO

Planeta de la madurez. representa la capacidad de asumir las responsabilidades, la disciplina y la concentración. Cuando estas cualidades están desarrolladas en exceso, se convierte en un planeta que estimula una ambición exagerada. 

Saturno nos hace ver las cosas desde una perspectiva distante, nos hace ser frios y atentos y, sobre todo, más rigurosos. Nos invita a apartar las distracciones y a actuar con una disciplina cuyo objetivo es obtener el provecho máximo de la situación y alcanzar los objetivos fijados.

URANO

De la genialidad, la originalidad, la independencia y la espontaneidad. Representa la capacidad de pensamiento abstracto, genio y estrategia, así como la fuerza de decisión que de ella se deriva. Indica el haz de luz que sintetiza las experiencias y nos lanza hacia delante, dándonos la fuerza de decisión necesaria para hacernos progresar. este planeta nos lleva a salir de la rutina, y a probar soluciones nuevas y más atrevidas. Nos induce a apartarnos de aquello que quizá parece seguro, pero que con frecuencia puede resultar agobiante, confiando en la iniciativa de quien quiere superar las barreras y los límites impuestos. Es la invitación a la aventura del progreso.

NEPTUNO

Es el planeta de las fantasías y la ilusión, precisamente por su capacidad de percibir lo invisible. Representa también el aspecto femenino de la divinidad. En efecto, su sensibilidad nos permite sentir empatía y capacidad de fusión con el todo y con lo divino. de ahí que Neptuno sea capaz de extraer la visión, es decir, el sentido último de la realidad más sutil. Este planeta nos invita a superar las barreras del Yo para llegar a una visión más global y unitaria, donde todos los momentos se funden en una realidad única y son funcionales unos con otros. Transmite un mensaje de trascendencia y de hermandad profunda y verdadera.

PLUTON

Planeta que debe su nombre al dios Hadys, cuyo poder y fuerza carismática nos hace capaces de dominar el medio y la realidad que nos rodea. También representa el poder que confiere la carga sexual. Plutón representa el carisma y la seducción de los demás y la realidad, pero sobre todo la fuerza de carácter, esa fuerza interior que, a pesar de no haberse exteriorizado abiertamente, es capaz de influir en los acontecimientos y redireccionarlos. Es una fuerza potente pero invisible, una presencia inamovible en su intento, dispuesta a superar cualquier obstáculo con tal de alcanzar su fin.

CONCLUSION

El trabajo evolutivo del individuo consiste principalmente en entender que no debe dejarse llevar por las pulsiones de cada planeta y ser presa de ellos. Al contrario, debe emprender un camino en el que se eduquen estas pulsaciones.

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