viernes, 5 de junio de 2009

LA ORDEN DE LOS BRAHAMANES


VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA

Las dos grandes ramas del árbol religioso de la India que cobijo a gran parte del mundo desde miles de años son el Brahamanismo y el budismo. El primero se halla contenido en los libros sagrados, escritos entre 1500 al 400 antes de nuestra Era y son los cuatro vedas, los Brahamanas, los Sutras, los Puranas y dos epopeyas Ramayana y el Mahabharata.
Brahma no es el nombre del fundador del brahmanismo, sino el del supremo dios. Pertenece no a la serie de personajes históricos tales como Buda, Moisés, Confucio, sino a la de seres mitológicos que personifican conceptos religiosos como Ormuz, Júpiter, Johovah. Brahma es el Señor, existente por sí mismo que está fuera del alcance de los sentidos, comprensible sólo por el espíritu, sin partes visibles, fuente de todos los seres, ser indeterminado, principio neutro, eterno e inactivo, cuyo desarrollo es la fuente de creación y desenvolvimiento del mundo. Este ser invisible e incorpóreo se encarnó para poder anunciar su doctrina; a esta encarnación siguieron otras dos, en virtud de las cuales se produjeron Vichnú y Siva que, junto con Brahma, forman la trinidad india o la Trimurti. Brahma es el dios creador, Vichnú el dios conservador, Siva el dios destructor.
Según el Código de Manou, el ser soberano vino a ser mitad varón y mitad hembra, y de esta dualidad sexual nació Viradj; más tarde se entregó a una devoción austera y produjo a Manou, el creador del universo. Manou, deseando producir el género humano, después de haberse entregado a las más rudas austeridades. Produjo los santos eminentes (Macharchis) señores de las criaturas, que son en número de siete. Estos crearon a su vez otroAñadir imagens siete manous, los devas y otros maharchis, dotados de inmenso poder. Crearon después los yakchas, dioses de las riquezas; los pisatchas, especies de vampiros; los rakchasas, gigantes malhechores; los gandharvas o músicos celetes; las apsaras o ninfas celestes, bayadoras de la corte de Inda; los asuras o titanes; los nagas o dragones, las serpientes, los meteoros, los cuerpos celestes; los kimnaras o genios fantásticos a cavallo; después los animales de toda especie, los minerales y vegetales.
Según los Puranas, encima de la montaña de oro Kailasa, se halla el lotus, que lleva en su seno el triángulo, origen y fuente de todas las cosas. De este triángulo sale lingam, dios eterno que hace de él su eterna morada; este lingam, o árbol de vida, tiene tres cortezas: la primera y más exterior es Brathma, la del medio Vichnú, la tercera y más tierna Siva, y al ser desprendidas las tres entidades no quedó del triángulo más que el tronco desnudo, siempre al cuidado de Siva. Los tres dioses de la Trimurti india parecen pertenecer originalmente a tres distintas religiones que vinieron a confundirse y a pertenecer originariamente a tres distintas religiones que vinieron a confundirse y a unir sus cultos en uno solo. Por la unión de dos rivales Brahma se halla despojado, en el brahamanismo posterior, de una parte de sus atributos. Salió de las profundidades de su eternidad para crear el mundo; su primera emanación no es otra que su energía creadora, la madre y origen de las demás: llamase sacti, Parasacti y Maya, la primera mujer y juntamente la primera virgen, Sacti, como esposa de Brahma, tiene la primera mujer y justamente la primera virgen Sacti, como esposa de Brahma, tiene también por nombre Saraswati, la antigua diosa de los aryas, la Minerva pacífica, protectora de las bellas artes. Siva tiene por esposa a parvati, la diosa de la montaña, que recuerda a la orgullosa Juno. Esta diosa se manifiesta bajo diversos aspectos, siendo ya Dourga, la Minerva guerrera que socorre al justo que implora su auxilio; ya kali la taciturna Hécate, ya Bhavàni, la diosa de la fecundidad. Vichnú tiene, como Siva y como Brahma, una esposa que es su energía creadora, concebida como una divinidad distinta de él mismo; esLackmi o cri, la diosa de la abundancia y la dicha, que recuerda a ceres de los griegos; píntasela comúnmente como los más halagüeños atributos, acompañada de Kama, el amor, dios inmortal cuyas flechas están impregnadas de flores. Lo mismo que la Venus griega y la freya escandinava, Lackmi nació en el seno del mar.
En la adoración de la India, Vischnú sustituyó a Brahma. Este a semejanza de Jehová judío cumplida la obra, queda sepultado en el sueño del reposo, dejando a su hijo la tarea de conservador y salvador de la especie humana, y a él dirigen los mortales sus súplicas, sus honores y adoración. Se le representa recostado en una hoja de higuera de Indias, en actitud contemplativa, flotando en la superficie de las aguas en figura de un mancebo que se lleva el pie a la boca. Según la doctrina brahmánica, el mundo ha tenido épocas de destrucción y renovación, en las cuales fue necesaria la intervención de un dios para evitar la aniquilación del universo. Tal fue el objeto de las encarnaciones de Vichnú o avatars, que se cuentan en número de nueve, la octava de las cuales Cricha, divinidad muy celebrada en la mitología brahmánica, quedando por realizarse la décima, que no tendrá lugar hasta el final de la presente generación.
Ahora bien, la doctrina del brahamanismo se halla explicada en los libros llamados Brahmanas, los cuales enseñan la relación que existe entre las fórmulas védicas o mantras y las ceremonias de sacrificio, formando así verdaderos rituales, en los que no sólo las ceremonias se exponen detalladamente, sino que también se explican por medio de leyendas o símbolos. El sentimiento religioso expresado en los himnos védicos, faltas absolutamente en los brahmanes, existiendo en cambio, en las que el espíritu sacerdotal se divierte en el placer como culto a sus dioses.
Los brahmanes eran los miembros de la casta sacerdotal, los que enseñaban al pueblo y monopolizaban el poder espiritual. El famoso himno de Pourouchasoukta expresa el orgullo de la nueva casta; el poeta hacer salir a los brahmanes de Pouroucha, el hombre primordial. Pero para asegurarse la supremacía social y el monopolio de las funciones y ritos religiosos, los brahmanes tuvieron que sostener luchas muy cruentas.
RITOS
Los brahamanes celebran sus sesiones misteriosas y secretas en colosales templos, tales como los de Elefanta, Ellora y Salsette. Estos templos están excavados en la roca, y en ellos hay capillas, celdas para infinidad de sacerdotes que exige el culto, adornado bellamente con bajorrelieves, estatuas gigantes de divinidades, figuras de los animales sagrados. En el sacellum sólo accesible a los iniciados, vese a la suprema divinidad representada por el lingam, concepción materialista usual en casi todos los pueblos antiguos para significar el poder creador, y que revistió varias formas, tomando en la India la de flor de loto.
Los períodos de la iniciación de los neófitos se regulan por los crecientes y menguantes de la luna; los misterios se dividen en cuarto grados, pudiendo el neófito entrar en el primero a la temprana edad de ocho años. Le prepara el brahmán, que es como su padre espiritual, y el tránsito del primer grado al segundo consiste en continuos ayunos, oraciones y el estudio de la astronomía. En la estación de verano se le expone a cinco fuegos o sea cuatro hogueras a su alrededor y el sol que le calienta por encima; el tiempo de lluvia se le pone a la intemperie a la cabeza descubierta, y en invierno se le hacen vestir ropas mojadas. Para hacerse partícipe de los altos privilegios de la Orden, santifícasela sometiéndole a la prueba del pastos, la sepultura del sol y el de las tinieblas.
Una vez contemplada la purificación se le introduce al neófito en la caverna de iniciación; ésta se ilumina con chorros de deslumbrante claridad y en el centro se distingue a tres hierofantes sentados respectivamente en los lados Este, oeste y Sur, representado el primero al dios Brahma, pintado de encarnado en significación de la sustancia; el segundo, al dios Siva, pintado de blanco, como formando contraste con la negra noche de la eternidad; el tercero, el dios Vichnú, pintado de azul, como símbolo del espacio.
La fórmula de la iniciación empieza con una oración al sol, bajo el nombre de Poorosh, o sea el alma vital o porción del espíritu universal de Brahma. Tras algunas ceremonias preliminares obligan al candidato a dar tres vueltas a la caverna, y luego se lo llevan a 7 oscuras cuevas, donde tiene que pasar por varias pruebas para demostrar su decisión de pertenecer. Una vez que el neófito a enfrentando sus pruebas se presenta en la última cueva, unas puertas que se abren al sonido de un cuerno marino, y entonces el candidato es introducido a un templo espléndidamente iluminado, decorado con estatuas y figuras emblemáticas, adornado con piedras preciosas y perfumado con olores de incienso y bálsamos. Esta cueva representa la mansión del paraíso, y tal es el nombre que tenía en el Templo de Ellora.
En este estado supónese al candidato ya regenerado a vestirse con túnicas blancas y se le pone una tiara en la cabeza y se le arma con el sagrado cascabel, entregándole una piedra negra en garantía de protección de Vichnú y la piedra serpentaria como antídoto contra las mordeduras de las serpientes. Finalmente se le confía el sagrado nombre de Oum, significativo del fuego solar y comprensivo del concepto de la gran Trimurti, con el cual el iniciado queda completamente imbuido en el conocimiento de la esencia de la divinidad.

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