VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
El conocimiento permite a la
mente razonar y contemplar por encima de lo que nosotros ya sabemos. Nos
permite ver más lejos, hasta los perímetros de todo lo que existe y crecer en
la capacidad de recibir una identidad más amplia a "transformarse".
Energía indivisible
Nuestro cuerpo físico está
rodeado por un campo de luz llamado aura o campo "áurico". El aura es
el espíritu de nuestro ser. Una parte del aura es el poderoso campo
electromagnético positivo y negativo. Más allá de este campo no hay divisiones,
sino una esfera de luz indivisible de energía pura.
La esfera de luz permite a
todo el pensamiento del conocimiento fluir a través de este campo. Los
pensamientos que llegarán a ser conocidos por nosotros están determinados por
un proceso de pensamiento, pues la porción electromagnética de nuestra aura
arrastra al pensamiento hacia nosotros de acuerdo a nuestra manera de pensar.
Los pensamientos
La conciencia está
constituida por todos los pensamientos que emanan de todas las entidades y de
todas las cosas. Los pensamientos que forman la conciencia son de diferentes
frecuencias eléctricas. Algunos son pensamientos de frecuencia baja o lenta,
aquí predominan los relacionados a la conciencia social.
Otros son pensamientos de
más alta frecuencia: los pensamientos ilimitados de la superconciencia. La
conciencia es la suma de todos los diferentes valores de frecuencia del
pensamiento.
La conciencia social es una
densidad de frecuencias eléctricas de pensamiento, y sin embargo es más ligera
que el aire. La densidad de la conciencia social se constituye de pensamiento
expresado.
La superconciencia
Los pensamientos de alta
frecuencia de superconciencia son aquellos del ser y la vida: armonía, unidad y
la continuidad. Son los pensamientos del amor. Son pensamientos ilimitados que
van, en verdad más allá de la expresión incluso de las palabras, pues los
sentimientos del pensamiento ilimitado están por encima de los adjetivos.
Estos pensamientos pueden
ser más fácilmente experimentados en la conciencia de la naturaleza, lejos del
pensamiento estancado del hombre; porque allí la vida es simple, siempre
continúa, sin la existencia del tiempo y en completa armonía con ella misma.
Ahí lejos del juicio del hombre, se puede oír el latir de nuestro propio
conocimiento.
El flujo de la conciencia
La porción electromagnética
de nuestra aura atrae el pensamiento hasta nosotros de acuerdo con nuestro modo
de pensar y nuestro estado emocional de ser. Para que el pensamiento se pueda
alimentar, primero debe ser reducida hasta la frecuencia de luz. Una vez el
pensamiento encuentra al espíritu de nuestro ser, el aura que bordea nuestro
cuerpo explota de luz.
El pensamiento se enciende,
de esta forma la luz ha atraído hacia sí misma lo que se le asemeja. El
pensamiento que es invisible se vuelve visible a través de esta explosión de
luz.
El pensamiento en forma de
luz, entra en nuestro cerebro y se transmuta en una propulsión de luz eléctrica
de una frecuencia dada, de acuerdo con el valor del pensamiento que está siendo
recibida.
Frecuencias
La habilidad que posee
nuestro cerebro para recibir diferentes frecuencias de pensamiento está
controlada por la glándula pituitaria, que se aloja entre los hemisferios de
nuestro cerebro.
La pituitaria es la
responsable de activar las distintas partes de nuestro cerebro para recibir y
almacenar las diferentes frecuencias del pensamiento. Es la puerta que abre
nuestra capacidad para contemplar y razonar con el pensamiento, realizarlo a
través de nuestro cuerpo y manifestarlo con experiencia para un mayor
entendimiento.
Nuestro cerebro es gobernado
y controlado por las funciones de la glándula pituitaria o llamada el
"tercer ojo", a través de la cual fluye un complejo sistema de
hormonas. Es una glándula de secreción interna, segrega una hormona que fluye
por el cerebro hasta la boca de la pineal, que es otra glándula endocrina y es
la responsable de amplificar las frecuencias del pensamiento para que estas
puedan ser enviadas a través del cuerpo.
Este flujo de hormonas entre
la pituitaria y la pineal es lo que activa todas las secciones de nuestro
cerebro para recibir y albergar las distintas frecuencias del pensamiento.
Las funciones del cuerpo se
mantienen en armonía mediante el flujo de hormonas que brotan de estas
glándulas y se introduce en la sangre. La pineal es responsable de mantener
esta armonía. Su flujo activa las demás glándulas para segregar sus hormonas y
crear el balance hormonal.
El mecanismo del pensamiento
Cuando el pensamiento pasa
por nuestra aura, ésta no lo define, o sea no juzga o altera dicho pensamiento;
lo acepta ilimitadamente. Cuando los propulsores del pensamiento llegan al
cerebro, viajan primero hasta el hemisferio superior izquierdo, donde residen
las funciones del intelecto o razonamiento y se expresa el ego falso.
Cada frecuencia del
pensamiento que el ego falso permite entrar en el cerebro, es transformado en
corriente eléctrica y enviada a aquella porción del cerebro. Esta porción del
cerebro entonces amplifica la corriente y el envía al sistema pineal.
El sistema pineal gobierna
nuestro sistema nervioso central. Capta cada frecuencia del pensamiento y lo
amplifica e impulsa a través del sistema nervioso central, que recorre la
columna vertebral como si fuera una autopista de pensamiento eléctrico. La
corriente eléctrica que procede del sistema pineal fluye a través del líquido
del sistema nervioso central bajando por la columna, y luego por cada nervio
hasta cada una de las células del cuerpo.
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