En esta vida estresada el ser humano se halla deprimido, neurótico y lleno
de ansiedades y perturbaciones por su afán obsesivo de dominar la naturaleza y de tener más cosas, con la
particularidad de que, una vez conseguidas, se sigue trabajando a ritmo
creciente para cambiarlas por otras más novedosas. Pero, a pesar de contar con
recursos jamás soñados, el hombre sobre todo en la órbita del capitalismo
salvaje es alterado por una publicidad engañosa en complicidad con los grandes medios de comunicación para sentirse
más desgraciado que nunca.
Hastiados del activismo y de la técnica, hoy hay una creciente fascinación por el milenario
conocimiento de Oriente y de las nuevas manifestaciones de la Nueva Era, que
trae paz, amor, felicidad y sobre todo ser el yo mismo, con todo su potencial
de dones y valores que los tenía guardado, esperando el juicio final para poder
acceder a la gracia de dios y por ende a la bienaventuranza. De ahí la
divulgación de sus filosofías, del yoga,
del Zen, del budismo, de la meditación en sus diferentes manifestaciones, de las
terapias alternativas, todas ellas dispuestas a enseñar a renovar el cuerpo y
el alma.
Hoy están a nuestro alcance cantidad de tratados y conocimientos sobre
filosofías ocultas, doctrinas secretas del hinduismo, del budismo, taoísmo, de
Krishna, Confucio Lao-Tse; de las ciencias ocultas y muchos otros conocimientos
milenarios. Por ello se ha multiplicado el aprendizaje del budismo zen, el yoga, el tantra que hoy se imparte como
materias en los grandes centros universitarios más prestigiosos del mundo. La
siembra de ideas se ha enraizado y germinan por todo el mundo.
No son conocimientos para grandes de masas ciegas, sino para individuos
despiertos, libres y amplios de mente para confrontar nuevas alternativas de
vida en plenitud. Una de ellas es sin duda el instrumento de la meditación,
donde el humano se expropia del propio yo, se une con la universal esencia del
mundo; entra en una relación personal con el vacío, se despoja de todo y entra
en una unidad profunda, con el amor que no destruye y que es la fuente de toda
razón de la existencia en el universo.
Al entrar en una meditación profunda nos interiorizamos radicalmente; no es un acto que lleva a salir
de sí mismo, sino una entrada en la propia interioridad, que deberá conducirnos
a la liberación del yugo de la individualidad personal y del fardo que
representa la realidad de ser una persona que retorna a la interioridad común
del ser, de un ser que, si se compara con la experiencia que tenemos de él,
puede calificarse como no-ser, como nada, que es el modo de expresar la
alteridad más absoluta.
Mediante la meditación la persona puede alcanzar la iluminación o
autorrealización, que es uno de los preceptos del zen, es decir la plena
realización de la mente y del cuerpo, es la culminación de esa mirada interior e intuitiva a lo esencial de
las cosas y de uno mismo: el despertar a la propia naturaleza verdadera, o, lo
que es lo mismo, a la naturaleza de todo lo existente. No es resultado de
ningún proceso dialéctico ni de la comprensión lógica e intelectual, ni, por
supuesto, fruto de la ayuda divina.
Otro precepto que alcanzaremos será el desarrollo del poder de
concentración como resultado de la unificación de la mente y de su aplicación
en un solo punto. En este aspecto, coincide en gran medida con el yoga, aunque
difieran los métodos empleados. Los rayos solares, concentrados por medio de
una lupa, tienen efectos sorprendentes; además de calentar, queman. La luz de
la mente unificada mediante la atención y los ejercicios zen, posturas, cuenta
de las respiraciones, etc.- producirían resultados extraordinarios y podremos
fin a la fuente de sufrimientos con el
fin de “quemar” el karma y escapar al renacer (escapar a la reencarnación o
samsara). El karma es la energía o
fuerza que afecta al alma del ser humano y que es el resultado de sus acciones
pasadas, por lo que determina la próxima reencarnación y la condición del
futuro nacimiento, aun cuando exista la libertad en la vida presente de cara a
una mejor reencarnación.
Gracias por su interesante entrega,el hombre siente una gran necesidad de integrarse al entorno espiritual, de entenderlo y encontrar respuestas a sus dudas y temores.
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