VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
Se habla, escribe y especula
mucho en los diversos medios de comunicación y redes sociales, sobre ¿Qué es la
masonería? ¿A que se dedican los masones? ¿Qué finalidad persiguen? Las
especulaciones han sido muchas veces influenciadas por los seculares
detractores y se amplía el tema debido a la imaginación popular que teje
pintorescas leyendas de la fraternidad, truculentos relatos sobre los ritos
misteriosos y ocultos, siempre presididos por el diablo e inspirados por genios
maléficos y festivos con socarrones cuentos acerca de la ingenuidad de sus
miembros, donde solo sirven de
plataforma a un grupo contrarios a las doctrinas religiosas que imperan en la
sociedad, y en fin un sin número de truculentos relatos que van formando una
malversión en la mentalidad popular, creando un gran telón de un enorme
escenario en la que nos representan en las diversas formas en que su inventiva
nos concibe, tales como de horror, misterio, drama, comedia, etc. formando una
gama de matices que continuará haciendo que sea fuente inagotable de argumentos,
cuyo fin es hacerlo daño, esto es claro debido a la ignorancia, el fanatismo y
la falta de cultura para discernir serenamente y analizar sobre lo que es la orden Masónica y sus
adeptos.
Como se sorprendería nuestros
enemigos si supieran que todo lo que dicen y hacen en contra de la orden no nos afecta, y más bien ha servido para
meditar y reflexionar en torno a ello, para sacar positivas conclusiones que
nos reafirma y consolida nuestros principios
y que brindan temas para trabajos de profundidad filosófica para deleite
y cabal comprensión de la Orden por parte de sus miembros.
Es lamentable observar que mucha gente que posee una cultura vasta,
pero completamente ciega y dominada por una carga de supersticiones y
fanatismo, inculcados en sus hogares, Y si
recorremos la lista de masones,
volveremos a encontrar para su sorpresa que siguen siendo masones los mejores y
más conspicuos exponentes de la humanidad, en todos sus campos, que por
consiguiente si forman parte selecta de la Orden personas de tan altos dotes y
solvencia moral, científica, política, económica, por deducción y razón lógica
y vital esta Institución no puede ser nunca lo que los detractores creen, lo
que a ellos le contaron, sino otra muy distinta o sea el fiel reflejo de la calidad de sus componentes, es
decir que la evaluación de la orden está en razón directa de sus miembros que
lo conforman y animan y de los principios verticales que practican.
También hay miembros que están en la subliminal
indecisión de comprender plenamente a la Orden, y
sin cuyo entendimiento, masónicamente se mantienen en la penumbra sin atisbar
el cielo, por muy cultos, eruditos y profesionales que sean, para esos hermanos
una meditación detenida podría allanarles el camino hacia una justa comprensión
y dirigirles hacia la blanca luz.
Es decir, todavía no le han tomado el pulso, no han encontrado la escala que los conduzca a la parte alta del edificio
Voy a comenzar definiendo ¿Qué
es la Masonería? Es una agrupación de hombres libres de espíritu y sin
inhibiciones; libres de pensamiento y libres del dogma del prejuicio. Que tiene
su vida ordenada por las buenas costumbres, que no trasgreden la ley moral, que
respetan su propia personalidad y la ajena, que se dedican a buscar
infatigablemente y con verdadera pasión
el por qué y para qué vivimos,
que estudian las relaciones de causa y efecto, las leyes y principios
filosóficos de virtud, amor, tratando siempre de acercarse al camino de gracia
y perfección que nos ponga delante del principio creador que somos nosotros
mismos.
En la armonía y la belleza
desbordante de las cosas se basa la perfección, así nosotros tratamos de que
todo lo que nos rodea encaje en este principio para obtener un mundo de vasta comprensión, tolerancia, equilibrio de
fondo y forma, de amor, de paz y que el agua clara recogida de manantial
abrupto tome la forma del vaso en que bebemos la sabiduría. Es a esto a lo que
nos dedicamos los masones, a buscar la
perfección relativa y dolorosamente imperfecta de nuestra propia persona, en
primer lugar y por ende, la de los demás seres y cosas humanas con las que
diariamente tenemos interrelación. ¿Lo que conseguiremos? Posiblemente no a la
plenitud por ahora, pero poco a poco y cuando gradualmente vayamos
comprendiendo y auscultando mejor a nuestros semejantes y a nosotros mismos, lo
conseguiremos con toda la seguridad en una gran parte. Por tanto seguimos
labrando y puliendo la piedra bruta de nuestras acciones.
Muchas personas se
inician en la orden pretendiendo escalar
posición social, política y económica, es decir esperan hallar el paraíso para
sus afanes de ambición personal inescrupulosa, piensan que van a encontrar un
campo propicio para su modus vivendi.
Pero cuan desilusionados se sienten cuando descubren que en realidad los
auténticos masones vienen a dar y no a pedir. La ayuda masónica es sobre todo
espiritual y moral; ya que cuando un
hermano delinque, nosotros no lo amparamos ni lo escondemos o protegemos en
contra de las leyes y de la moral, estamos muy lejos de todo eso, solamente
lamentamos y nos consternamos que haya caído en desgracia esperando que se
arrepienta y reivindique, ayudando sí, en ese caso a sus familiares, pero jamás
apoyándole en sus inmoralidades que inexorablemente han de separarlo
de la Institución y no guardar de él ni vestigios de su paso entre nosotros. Esta
clase de hermanos que sí es verdad que ingresan a la orden en todas partes del
mundo, es afortunadamente muy reducido y solo se desengañan al descubrir la
verdad, avergonzados y aun regenerados, pero la Ley Natural lo separa
definitivamente lejos de las Columnas de esta Orden de virtud y moral.
Pues bien al perseguir el
perfeccionamiento espiritual de nosotros mismos, en primer lugar y de la humanidad toda; el cultivo paciente de las ciencias, la práctica sostenida de
las virtudes, la acrisolada moral, la tolerancia, el reconocimiento implícito y
absoluto de valer de cualquiera otra persona, tanto como el nuestro propio, el
acercamiento y culto a la amistad para emprender asociaciones, dentro de una
totalidad de valores a la especie humana por el amor y juntos buscar la mayor
felicidad en la tierra, rechazando egoísmos, envidia, ambiciones desmedidas,
hipocresía, construyendo tercamente con nuestra piedra cúbica espiritual y la
de los demás seres humanos el templo universal de amor, dando bienestar y paz a
una humanidad que eternamente busca esta conquista empezada por nuestros
primeros Gran Maestros.
Creo que es necesario enumerar algunas pautas que nos ayudará en el tránsito de nuestra
orden: Creer en el alma y su inmortalidad. La pregunta es ¿Dónde debemos
buscarle? Dentro de la maraña de nuestras acciones, allí los masones
desbastamos la Piedra Bruta con laboriosidad de un artista consumado y convertimos en Piedra Útil para construir
nuestro templo que será permeable a las vibraciones de tono mayor que anidan en las virtudes, en
la moral y en el amor. Otra pregunta ¿Qué
haremos cuando le encontremos? Pulirla y limpiarla de impureza con el cincel de
la ciencia y la virtud hecha hábito y con el mazo agudo de la razón y el amor
para que sea libre, brillante, bello y contundente. ¿Y que finalidad se persigue
con ello? Hacerle una pieza útil como la piedra cúbica que encaje intersticialmente
en la plétora de su plasticidad con el gran templo moral que vamos construyendo
dentro de nuestro yo, donde se cante los himnos de libertad, hurras a la vida,
hosannas y aleluyas a nuestros propios descubrimientos de nuestras cualidades excepcionales que
poseemos para llevar a cabo la gran obra de amor para que la paz y el amor
reine sobre todos.
¿Cómo construimos nuestro
templo interno? Como la palabra masones quiere decir albañiles y todo en la
Masonería se enseña por medio de símbolos y alegoría, el fin nuestro ha de
relacionarse con el oficio que representamos. El templo que debemos ir
construyendo es el templo de la Naturaleza, en que debe reinar la libertad, la igualdad
y la fraternidad, entendidas en el sentido masónico: templo en que se enseñe la
verdad, la virtud, la moral y el amor. Y luchamos contra la intolerancia, el
fanatismo y la ignorancia.
Aclarando el término
Naturaleza, quiere decir es el estado ideal del hombre donde se encuentra y se
conserva la perfección y la felicidad. Es decir devolver al ser humano estas
cualidades juntamente con la libertad, igualdad y fraternidad natural.
Libertad: Es la independencia
absoluta e ilimitada del humano a obrar como mejor le parezca, por lo cual es
dueño de sus actos. La libertad tiene a la naturaleza por principio, a la
justicia por regla, por salvaguardia a la ley; sus límites morales están
contenidos en esta sublime máxima “Lo que no quieras para ti, no la quieras
para otro”. Por tanto la libertad es idéntica a la soberanía, donde dejamos de
súbditos, ya que respondemos a nosotros mismos.
Para los masones la Igualdad
es absoluta en toda clase de derechos sean innatos o adquiridos. “Los humanos
son iguales en derecho y desde todo punto de vista son de igual
condición”. No hay primero ni último, no hay fuerte ni débiles, ni grandes ni
pequeños, sino hermanos. Por tanto en la Masonería hay la ausencia completa de
privilegios, colocando al ciudadano en la misma categoría, bajo el concepto de
los derechos. Nosotros reconocemos que todos los humanos hemos nacido iguales,
por tanto creemos que no hay ningún a diferencia entre el que manda y el que
obedece, entre el que produce y el que consume, entre el que paga y el que
cobra: uno y otro formado por el mismo principio creador, compuestos de una
misma materia, sujetos a las mismas afecciones físicas y a las mismas causas de
destrucción. Únicamente el mérito de la sabiduría, el talento, la virtud y el
trabajo son las únicas distinciones que admite voluntariamente. Sin querer trastornar
el equilibrio social, ni igualar fortunas, ni despojar a los unos en beneficio
de todos.
La fraternidad es la supresión
de toda desigualdad, de toda distinción de derechos, de modo que no ha de haber
sino una sola familia universal donde se congregará la humanidad para cultivar en
fraternidad el lazo más íntimo y profundo que la simple amistad, y a la vez su
extensión más amplia, por cuanto abarca y deberá abarcar a todos quienes la
reconocen y profesan, compartiendo en comunidad los ideales, objetivos y
aspiraciones, aun cuando su cultura y sus ideas pueden ser muy diferentes.
Por tal razón hay que despojarse previamente de los errores y falsas creencias, para iniciar el camino de la verdad, cuyo conocimiento simbólicamente se va comprendiendo por un conjunto de signos y alegorías, cuyo conjunto constituye la actitud masónica y allí estaremos capacitados para hacernos reconocer universalmente como hermanos, puesto que solo podemos encontrar la fraternidad en la misma medida y grado en los que la reconocemos y practicamos. También tenemos en nuestro seno a la fraternidad, en el sentido restringido al socorro mutuo entre los hermanos.
Siempre tratamos que todos los hermanos trabajen
para que la fraternidad se haga efectiva, se generalice y se extienda
sobre toda la tierra como una relación normal entre todos los seres humanos,
los pueblos y naciones. Toda persona puede ser hermano y debe hacerse en lo más
íntimo de nuestro corazón. Esa es la verdad de la Fraternidad que mucho
pronunciamos y poco practicamos. Es decir es una comunión con el principio de
la vida, por un lado, y por otro como un instrumento para hacer caer las
barreras ilusorias que actualmente dividen a los hombres. Cuando caiga ese velo que cubre
los ojos a la humanidad, la Masonería habrá esparcido su luz en la tierra
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